El Premio Nobel de Medicina recayó en dos investigadores estadounidenses Victor Ambros y Gary Ruvkun por su hallazgo del microARN, un nuevo tipo de molécula ARN minúscula que tiene un papel crucial en la regulación de la actividad de los genes.
Los microARN “tienen una importancia fundamental para el desarrollo y el funcionamiento de los organismos”, dijo el jurado en un comunicado.
“Una alteración de la regulación de los genes puede causar enfermedades graves, como el cáncer, la diabetes o la autoinmunidad. Por eso, comprender la regulación de la actividad de los genes es un objetivo importante desde hace varias décadas”, añadió.
Ambros, de 70 años, es biólogo en la Massachusetts Medical School, y Ruvkun, de 72, es profesor de genética en la Harvard Medical School. En 1993 publicaron en dos artículos separados sus hallazgos sobre “un nuevo nivel de regulación de los genes”, que fueron decisivos.
Los dos investigadores, que colaboran juntos pero trabajan separados, llevaron a cabo sus trabajos a partir de un gusano redondo de un milímetro, el C. elegans, para determinar por qué y cuándo se producen las mutaciones celulares.
Cada célula contiene los mismos cromosomas y, por lo tanto, exactamente el mismo conjunto de genes e instrucciones. La regulación de los genes permite que cada célula seleccione sólo las instrucciones relevantes.
Los dos investigadores se interesaron en cómo se desarrollan los diferentes tipos de células y descubrieron los microARN.
“Su revolucionario hallazgo reveló un nuevo principio de regulación de los genes que resultó ser crucial para los organismos multicelulares, incluyendo los seres humanos”, señala el comunicado.
Este descubrimiento dio lugar a “numerosos ensayos (que están) en curso, y no sólo contra el cáncer, pero también contra otras enfermedades (…), pero no hay nada cercano a una aplicación real”, señaló Gunilla Karlsson Hedestam, profesora del Instituto Karolinska.