“No quiero una estatua, el día que me muera quiero que la gente me pueda saludar a mí”, sorprendió con la solicitud en una charla informal hace unos meses.
Surgió en una charla informal durante los días de aislamiento por la pandemia de coronavirus en su casa en Campos de Roca, de la localidad de Brandsen. Lo acompañaba su círculo íntimo, con Matías Morla, su abogado, entre los presentes. El tópico: las estatuas a modo de homenaje que les hacen a los grandes deportistas como Diego Maradona. “Yo no quiero una estatua, no me gustan, a veces no se parecen a la persona. No me gustan. El día que me muera quiero estar yo, quiero que la gente me salude a mí”, sorprendió el astro.
“Pero, Diego, para eso te tendríamos que embalsamar”, replicó el apoderado. “Tendrías que dejarlo por escrito, en un pedido expreso tuyo”, agregó. “Bueno, entonces quiero eso, que me embalsamen”, replicó el Diez.
En efecto, casi como un presagio, Maradona, quien murió ayer a los 60 años, un mes y medio antes de su deceso firmó su deseo ante escribano público, algo que salió a la luz esta tarde, mientras una multitud despedía a Pelusa en la Casa Rosada. “Yo, Diego Maradona, en uso de mis facultades, quiere dejar expresada mi voluntad para el día de mi muerte, que es que me embalsamen y me exhiban”, reza el texto que rubricó el pasado 13 de octubre.
Claro que la palabra final es de la familia: el equipo que manejaba la carrera de Maradona hasta su fallecimiento les entregará en mano el documento a sus hijos, que tendrán la decisión final. “La idea continúa siendo que el cortejo fúnebre lo traslade desde Casa Rosada hasta el cementerio de Bella Vista y se quede allí”, le indicó a Infobae una fuente cercana a Dalma y Gianinna.
En los próximos días se darán los primeros contactos formales entre el equipo que comanda Matías Morla y la familia para el traspaso de documentos e informes respecto de bienes y posesiones que dejó el Diez, incluida su voluntad.