El equipo de Andrés Yllana perdía 1 a 0 con Mitre de Santiago del Estero y el árbitro, Felipe Viola, suspendió el partido por incidentes. Los jugadores estuvieron más de una hora sin poder salir del campo y hubo enfrentamiento entre hinchas y la policía.
Por Mario Demonte
A tan sólo cuatro años de la gloria, Colón vive uno de los momentos más críticos de su historia, que tocó su punto máximo este lunes por la noche con serios incidentes que derivaron en la suspensión del partido ante Mitre, cuando el conjunto de Santiago del Estero ganaba 1 a 0 y el reloj marcaba el minuto 34 de la segunda parte.
De nada sirve reflejar en estas líneas que futbolísticamente el equipo de Andrés Yllana fue más de lo mismo, que por momentos se arrastró en la cancha, y que el sueño del ascenso quedó decididamente muy lejos, porque la gravedad del momento direcciona el análisis hacia otro lado: Colón se desangra.
La institución del barrio Centenario se debate, deportiva e institucionalmente, entre la “vida” y la “muerte” y los incidentes de este lunes son el fiel reflejo de un club que quedó a la deriva en todo sentido.

No hubo en todo este tiempo respuestas desde adentro, porque este plantel nunca estuvo a la altura de lo que representa Colón, pero tampoco hubo reacción desde afuera, porque dirigencialmente hace tiempo que el club está en un coma profundo. Se repitieron errores y todo siguió igual.
¿Y la dirigencia?
Víctor Godano, brilló por su ausencia y casi como un paraguas protector entregó las llaves del club a un vendedor de ilusiones y encantador dialéctico como Iván Moreno y Fabianesi que es, junto a él, uno de los principales responsables de este momento. El daño es incalculable.
Los que siempre están
Mientras tanto, el hincha de a pie siguió creyendo, sin creer, que se podía. Siguió pagando su cuota y comprando su entrada en tiempos difíciles, y alentó hasta quedarse sin voz. A ese hincha, el presidente intentó responsabilizar del momento.
Ese hincha no fue el que generó los incidentes que recorren los medios del todo el país y que llenan de vergüenza, porque a ese hincha le duele Colón, su vida es Colón y jamás lo perjudicaría.
Ese hincha, se fue con la tristeza más profunda, en silencio, incrédulo y secándose las lágrimas, sabiendo que el año está perdido porque Colón, su Colón, les quedó enorme a todos, del primero al último.
Lo que pueda pasar ahora es toda una incógnita. Lo único que está claro es que a Colón lo fueron matando de a poco y que el club, por su gente, resistirá y resurgirá, como alguna vez resurgió