El nosocomio santafesino se encuentra entre los tres efectores con mayor registro de cirugías de este tipo, efectuadas a nivel nacional.
El hospital Cullen de la ciudad de Santa Fe realizó seis trasplantes renales en el mes de mayo y registró un nuevo récord. En lo que va del 2024, el nosocomio público contabiliza 16 intervenciones de este tipo.
De esta manera, se posiciona como uno de los tres centros de mayor actividad en ese tipo de trasplantes en el sistema público nacional, junto con los hospitales Argerich, de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires; y San Martín, de La Plata.
Sobre esto, el director del Cullen, Bruno Moroni, destacó que “es la primera vez que se logra ese número, en un solo mes, desde que inició el programa en el año 2012. Desde entonces se realizaron 236 trasplantes, que continuaron incluso durante la pandemia de COVID. Tenemos el orgullo de ser uno de los efectores públicos del país que más trasplantes renales realiza por año”.
Por su parte, el nefrólogo y jefe de la Unidad de Trasplantes Renales del hospital, Mariano Arriola, destacó el nivel de actividad, sostenido entre los 25 y 30 procedimientos, en particular entre 2022 y 2023.
En esta línea valoró que “el trabajo del Centro Único de Donación, Ablación e Implante de Órganos (CUDAIO), a nivel provincial; y del Instituto Nacional Central Único Coordinador de Ablación e Implante (INCUCAI), es clave para que los santafesinos puedan trasplantarse aquí. Por eso decimos que sin donantes y familias que acompañen los procesos, esto no sería posible”.
El profesional también destacó que “la donación en Argentina es un acto altruista, sin fines de lucro, totalmente transparente, con un sistema modelo a nivel internacional, que es el del INCUCAI”.
La confianza que estas características brindan a la población se traduce en más donantes, señaló, “pero también cada vez hay más necesidad de órganos porque crece la población en diálisis”.
Quien necesita un trasplante de riñón puede recibirlo de una persona viva, que sea compatible. En relación con estos casos, desde 2012, el 10% de los procedimientos fueron de donante vivo.
No obstante, Arriola enfatizó la importancia de que crezca el número de personas que expresen su voluntad de donar luego de fallecer: “los trasplantes de riñón y de hígado pueden hacerse con una persona viva, pero el corazón no, entre otros, y para esos casos se requieren donantes cadavéricos”, señaló.
Cuando el trasplante es con donante vivo, la ablación se hace por vía laparoscópica. “Eso es un hecho tecnológico muy importante. No es común que el donante tenga su nefrectomía, su ablación renal, a través de una laparoscopía”, valoró por su parte Bruno Moroni, y explicó que en esos casos el procedimiento se realiza a través de pequeños orificios en la cavidad abdominal y por eso es una alternativa menos invasiva respecto de la cirugía tradicional.
Finalmente, el director del hospital expresó que “hay muchos pacientes que necesitan esta intervención. Poder brindarla desde un hospital público es un orgullo, una gran satisfacción humana y personal porque sabemos que de esta manera podemos mejorar la calidad de vida de las personas”.