Estas cifras se ubica por debajo de lo estipulado por el Mesa Nacional de Monitoreo de Sequías.
La superficie del territorio afectada por la sequía o en condiciones de estrés hídrico alcanzaron a principio del mes 1.364.749 kilómetros cuadrados (km2) equivalentes al 54,48% del área total, según un informe del Sistema de Información sobre Sequías para el Sur de Sudamérica (Sissa).
De esta manera, casi el 55% del territorio nacional presenta alguna condición de sequía, mientras que el 45,52% o 1.140.408 km2 no presentan por el momento situaciones de estrés hídrico.
Del total del área afectada, el 22,19% (555.812 km2) se encuentra atravesando una sequía moderada, mientras que el 14,39% (360.466 km2) está en una situación de sequía severa, el 7,43% (186.148 km2) y el 1,57% (39.384 km2) en sequía excepcional.
Por último, el 8,9% (222.939 km2) se encuentran en un proceso “anormalmente seco”.
Estas cifras se ubica por debajo de lo estipulado por el Mesa Nacional de Monitoreo de Sequías, que en su último informe publicado en diciembre estimó una superficie afectada por la falta de humedad de 1.649.481 km2.
Bajo este panorama, y con la cosecha de trigo apunto de finalizar con una producción de entre 11,5 y 13,4 millones de toneladas según estimaciones privadas y oficiales, lo cual implica una merma en volumen en torno al 50% respecto a la campaña pasada, la atención se centra hoy en los granos gruesos y en su porvenir de la soja y el maíz en este contexto.
Según el último informe de la Bolsa de Cereales de Buenos Aires (BCBA), la siembra de soja se encontraba retrasada en 11,7 puntos porcentuales (pp), mientras que la de maíz mostraba un retraso del 7,7 pp.
Asimismo, la totalidad de la oleaginosa implantada mostraba una condición de cultivo de regular a mala del 38%, mientras que en el cereal alcanzaba el 32%, lo que abre un gran signo de interrogación respecto a qué pueda pasar en los próximos meses y de cuánto serán las pérdidas económicas.
Por el momento, la Bolsa de Comercio de Rosario (BCR) la producción de granos en la campaña 2022/23 podría alcanzar las 117,7 millones de toneladas, un 12% menor a al ciclo anterior, mientras que las exportaciones en volumen caerían 27% hasta las 45,9 millones de toneladas.
En una entrevista publicada por el periódico Perfil, el ministro de Economía, Sergio Massa, estimó las pérdidas en “US$ 2.300 y US$ 2.900 millones”.
No obstante, planteó que “puede pasar que lo que perdemos por volumen lo recuperemos por precio. Y no quiero que digan ‘finalmente se aprovechó de la situación con los precios’. Tengo plena conciencia de que puede pasar que recuperemos por precio lo que perdamos por volumen”.
Por su parte, la BCR proyectó que la caída por exportaciones se ubicará en US$ 3.900 millones respecto al año pasado, al pasar de los US$ 41.450 millones despachados en 2022 a US$ 37.550 millones para este año.
Pero, como advirtió la entidad bursátil, las exportaciones efectivas no es lo mismo que liquidación de divisas, ya que la primera “queda registrada como tal cuando la mercadería es embarcada, mientras que la liquidación de divisas son los dólares que los exportadores venden en el Mercado Cambiario (MULC)”.
Dicho esto, y teniendo en cuenta la liquidación récord del sector de US$ 44.050 millones en 2022 y el ingreso récord de dólares que se registraron durante las dos ediciones del Programa de Incremento Exportador (PIE) en septiembre y diciembre en torno a los US$ 11.400 millones a modo de adelanto, se prevé que la liquidación se ubique en US$ 33.550 millones, unos US$ 10.700 millones menos, según la BCR.