El comentario de Martín Sperati en Un día Perfecto.
Podríamos enumerar las demandas de la sociedad y hacer una larga lista. La misma puede ser desproporcionada y desordenada, pero les puedo asegurar que es lo que pensamos todos, o casi todos:
Que el salario le gane a la inflación. Que podamos vivir con seguridad. Que no nos roben y nos maten. Que en las escuelas nos enseñen y nos preparen para la vida. Que tengamos calles transitables.
Que todos tengan las mismas oportunidades de largada, acceso a créditos, a la casa propia. Que no te revienten en el súper con los precios. Que las obras sociales cubran las prestaciones. Que pueda llegar al trabajo con un buen sistema de transporte público de pasajeros y no que cada dos por tres vea amenazada la posibilidad de utilizar otros medios porque siempre pasa algo.
Que no se corte el agua y la luz. Que tengamos un estado que defienda al usuario ante abusos por parte de las empresas de cables o de telefonía. Que pueda llegar al trabajo sin un piquete. Que el efectivo policial me genere confianza. Que pueda ir a la cancha y no vea como unos pocos someten al resto.
Que la política no robe, no utilice atajos y no despilfarre nuestra guita. Que a los emprendedores no los maten a impuestos. Que haya reglas claras, competencia y se terminen con los monopolios. Que el campo haga su trabajo, cobre como corresponde y no haga uso y abuso para provecho propio.
Que los empresarios puedan generar miles de empleos y tenga de parte del Estado comprensión impositiva. Que no haya ñoquis que cobren de la nuestra. Que la dirigencia política gane bien, pero que paguen sus propios gastos. Que el sindicalismo defienda a los trabajadores y no los veamos en una boleta a diputado o senador: es una cosa o la otra.
Que los laburantes puedan comprarse un pasaje de avión. Que el sistema financiero no esté a la medida de los bancos. Que la justicia condene a los violadores, asesinos y a la misma justicia que en muchos casos hace mal su laburo.
Seguramente hay muchas más demandas de la sociedad. De todo lo que enumeré, hay muchas cosas que desordenan la vida de una comunidad. Esas cosas las tiene que ordenar la dirigencia política, porque es la encargada de conectar los problemas con la solución. Pare eso están. Tengo 36 años y puedo entender que algunas de las cosas antes mencionadas no estén solucionadas. Lo que me preocupa es que muchas de ellas, que son centrales, se agravaron.
Este caramelito es de la política y de nosotros como sociedad que buscamos en ellos la representatividad.
Hoy tenemos dos coaliciones que se sacan los ojos. ¿Cómo piensan ustedes que van a solucionar todos los problemas irresueltos?