Si Omar y Miguel se ponen de acuerdo, de ahí para abajo, se ordena todo
Omar Perotti y Miguel Lifschitz

Si Omar y Miguel se ponen de acuerdo, de ahí para abajo, se ordena todo

Omar Perotti y Miguel Lifschitz.

Por Martín Sperati

Días atrás Omar Perotti y Miguel Lifschitz tuvieron un encuentro. En ese cónclave rompieron un silencio de varios meses.

Sólo se habían cruzado en alguna de las convocatorias del gobernador a la que respondió el ex mandatario, o en el Zoom del Consejo Económico y Social, pero no mucho más.

Hay voluntad y disposición para sentarse a discutir”, admiten desde los dos poderes.

Cualquier acuerdo tiene que tener tres patas: gobierno, Frente Progresista y los senadores. Deben estar los tres y tiene que haber clima, como si esto fuera una suerte de contraseña.

El presidente de la Cámara de Diputados nunca se confía del todo. “Que no se corte solo y prometa lo que no va a poder garantizar”, dicen sus aliados.

Si Omar y Miguel se ponen de acuerdo, de ahí para abajo, se ordena todo.

Hay una coincidencia, aunque no es buena, más allá de los gestos de buenas prácticas políticas —de vez en cuando, tampoco tanto—, entre Perotti y Lifschitz la “desconfianza es mutua y va a costar recomponerla”.

Ambos saben, cómo políticos que son, que se llaman cuando se necesitan. Ya ha pasado que después de algún gesto de acercamiento, aparece Saín y dinamita todo diciendo que todo lo malo que pasa en seguridad es culpa del socialismo.

La clave en esta negociación es el presupuesto del 2021, el primero de Perotti. Por el anterior ya se peleó bastante. “Esa discusión va a ser fundamental. Será lo que destrabe la relación o lo que la vuelva a trabar”. Si el acuerdo sale bien, el resto va en coche. Si no, algunas leyes saldrán y otras no.

Un tema sensible dentro del presupuesto será la política tributaria en el 2021. ¿A qué sectores se le trasladará la carga que ya no puedan sostener los contribuyentes de siempre? ¿Se incluirá en esas charlas algunos de los proyectos para afectar a las multinacionales con asiento en la provincia, o se enfocará un aumento al inmobiliario rural?

Con el resto de los temas que integren la agenda legislativa de los próximos meses hay  cierto nivel de acuerdo. Están los que quieren que se complete la sanción este año sí o sí de la postergada y discutida adhesión de Santa Fe a la ley de ART  y los que buscan cerrar el año con la sanción de una también demorada ley de paridad para la provincia.

También están los prometidos proyectos de reforma policial del ministro de Seguridad (que es casi un hecho que entrarían por Diputados), la declaración de la emergencia turística y el recientemente ingresado proyecto para tomar un crédito por cien millones de dólares para financiar un programa de conectividad en toda la provincia. Del presupuesto dependerá la suerte de varios de ellos.

Otro tema que va a ponerse sobre la mesa, al menos de paso, será la convocatoria electoral para el año próximo. Es casi una certeza que habrá una sola elección que unificará las instancias nacional y provincial. Se eligen senadores y diputados nacionales, y concejales y presidentes de comuna.

¿Habrá primarias en agosto? En la provincia se asegura que no se van a bajar las Paso esperando que eso lo decida el gobierno de Alberto Fernández. Podría quedar así un único comicio en octubre, pero nadie asegura todavía cómo se resolverán las internas.

Perotti tiene el combo de pandemia, inseguridad, incendios en las islas y crisis económica en Santa Fe.

Hay que estar dispuesto a negociar, y eso significa prepararse para ceder, y que se respeten. Después viene todo lo demás. Y por supuesto, que se cumpla lo acordado.

Después de atravesar un año plagado de tensiones, Perotti y Lifschitz leen que están ante una sociedad sensible, con aroma a pre 2001 y en ese sentido coinciden en darse gestos de pacificación.

El Frente progresista no puede pararse en la denuncia y el gobierno no debe recurrir sistemáticamente al pasado, más bien enfocarse en el presente.