Por Martín Sperati
En sus primeros cincuenta días de gestión, Omar Perotti dijo que las obras que tenía planificadas iban a tener que esperar por la brutal deuda heredada. Habló de la situación de la EPE con un pasivo impagable. Les pagó tarde a los estatales. Planteó como negativo la implementación de la cláusula gatillo. Vetó la ley para enseñar folklore en las escuelas. Congeló tarifas de agua, luz y peajes. Firmó trabajos en conjunto con Nación y el municipio en materia de seguridad. Rubricó un ambicioso programa para que nuestros jóvenes no pierdan la escolaridad y prometió trabajar para pagarles mejor a los docentes.
Volvió a abrir la administración estatal tras un mes de vacaciones y propone las emergencias como única manera de mover una gestión que parece no despegar. Antes, confrontó con el socialismo hasta que se abrió al consenso, los llamó y hoy tiene en manos de la legislatura su futura administración.
Perotti parece carretear el despegue que lo condicionó a consecuencia de su propio discurso. Él se enfocó en sostener que sin su presupuesto o emergencias, no hay gestión.
Ya desde el comienzo, decidió no soltar la frustrada y tensa transición con el socialismo. Con las semanas la convirtió en una confrontación constante que tampoco encontró moderación en la otra parte.
Perotti se subió al ring desde el primer momento. Se encerró en la pelea con la anterior gestión y sabe que no le terminó sumando.
El nombramiento de Marcelo Saín en seguridad movió el avispero en una materia que en campaña, prometió no reprobar, sobre todo contrastando la mala experiencia de Lifschitz.
Sin embargo, no tuvo paz. 20 muertes en 20 días en el Gran Rosario era el comienzo de que las cuestiones de seguridad no son moco de pavo. Quiero decir, no se resuelven sobre la charla de un café.
Hoy el gobernador parece haber encontrado los modos y las formas y, busca acuerdos con dirigentes opositores.
Pero el problema de Perotti no solamente está afuera. También lo tiene en la construcción política que parece haberse estacionado, del mismo modo que su gestión. Habrá que ver en qué queda la unión de los distintos espacios políticos.
Por lo pronto, aparecieron algunos resquemores en off en relación con las formas en las que conduce el agitado verano santafesino.
En resumen, Perotti transita por una encerrona que sólo encuentra respuestas para su gestión en el éxito de las emergencias. Incluso, producto de enfocar todas las fichas en las emergencias, no se ha manifestado con qué instrumentos podría reemplazarlos en caso de que desde la legislatura le bajen el pulgar.