Por Martín Sperati
En medio de todo este cuadro complejo de cosas, la otra pandemia, que ya viene desde hace mucho tiempo a esta parte, es la de cómo vamos a salir de la encerrona desde el punto de vista de la economía.
Cómo vamos a reactivar el aparato productivo para no generar situaciones de quebranto en las grandes y medianas empresas y, en las economías familiares.
La cuarentena no puede ser una regla; es una excepción. En todo caso bien aplicada, mal aplicada, etc.
En el caso de Argentina, en principio viene bien aplicada y se verán los resultados post coronavirus.
La cuarentena no es una política económica, es una política sanitaria.
Acá me parece que mucha gente empieza a confundirse en decir que la cuarentena es una política económica, que produce que todo dependa del Estado. Entonces todo sugiere que dependa de decisiones políticas y decisiones estatales.
Es el estatismo absoluto, producto de una cuestión sanitaria comprensible y, de hecho aplicada en Argentina en tiempo y forma.
Todos hemos aprobado ese punto de vista y la mayoría nos hemos comportado de manera apropiada frente a las reglas.
Pero cuando traducís la cuarentena y los confinamientos al ámbito económico, se convierte en el estatismo en su máximo esplendor. No hay nada más estatista que la cuarentena, donde todos los salarios, los créditos, los apoyos a las empresas, TODO, depende de lo que decida un funcionario.
Guarda con enamorarse de este formato por fuera de las circunstancias sanitarias, porque no es una política económica.
Esto es producto de las circunstancias del ahora y tendremos que diseñar lo que va a pasar post pandemia, porque no van a alcanzar las empresas, los créditos y mucho menos los impuestos para mantener los niveles de asistencia.
La política argentina tendrá que rediseñar un sistema productivo que motorice la economía interna conectada con la externa.
De nuevo…
Ojo con enamorarse de los formatos derivados del asistencialismo. Tenemos que ir a formatos productivos, que nos hagan crecer como país, que nos pongan de cara a la realidad para poder cambiarla, que nos hagan protagonistas de los sucesos y no dependamos de la asistencia permanente del Estado.
Habrá que pensar en nuevas formas de comercialización. Nuevas formas para incluir a los excluidos. Mecanismos novedosos para decirle a la gente que lo podes conseguir vos solo, porque tenés la capacidad para hacerlo.
Y no atarte a un bono mensual y hacer de la necesidad una dependencia absoluta. Porque además, es desigual con aquellos que laburan para mantener a todo lo otro. Soy solidario. Si. Quiero ayudarte, claro que si. Pero también tengo que decirte que vos podés. Y como vos podes, el Estado te tiene que proporcionar las herramientas para que a través del trabajo ganes dinero y dignidad.
Por eso, tengo mucho miedo de que nos enamoremos de este formato.