Comentario editorial de Martín Sperati.
Juntos por el Cambio no termina de armarse. Tal es así que aparecen los halcones y las palomas. Los halcones son los que pretenden mano dura y diálogo cero. Las palomas se refieren al espacio más dialoguista que mira a la gestión como un todo. “No se puede gobernar sin el otro”.
A todo esto, Mauricio Macri apadrinando cada espacio. El Ingeniero que gobernó este país y que empeoró las cosas, hoy se jacta de ser una suerte de guía divino que bendice a los diferentes espacios de Juntos por el Cambio.
Quizá convenga recordar que Macri le prometió en campaña a la ciudadanía reducir la pobreza a cero. “Juzguen mi gestión por la pobreza”, había dicho el entonces Presidente.
Sin embargo, al cabo de cuatro años la pobreza pasó de un 29,7% en 2015, a un 40,8% en 2019. Es decir, no solo que no se redujo, la aumentó.
Para seguir analizando otros guarismos de la gestión Macri, incrementó la inflación del 27.5% al 50.5%. Justamente, la inflación había sido otro de los eslóganes de campaña de Macri. “La inflación demuestra la incapacidad para gobernar”, había lanzado esas palabras como una especie de profecía autocumplida.
Otro de los aspectos en los que la administración Macri avanzó sin una política clara, y terminó por dejar una pesada herencia, fue el de la deuda pública. En 2015, la deuda sobre el PBI rondaba el 52,6%, pero luego de cuatro años pasó a un 98,2%.
Mencionando, claro está, el colosal préstamo con el FMI que no sabemos a dónde fue. La narrativa macrista te dice que fue para pagar deuda heredada, pero lo cierto es que se dividió en varias partes: deuda heredada, deuda propia, fuga a través de los bancos y financió parte de su campaña política con el ok de Donald Trump. Todo esto, constituyó además que el organismo internacional violara su propio estatuto. No se puede prestar plata a una nación para gastos corrientes.
El espíritu es que los países tengan poder de inversión para poder pagar esa plata que eventualmente contrajo a través de un préstamo. En otras palabras, no podés tirarle un ancla, al contrario. Fue tan escandaloso las condiciones del préstamo que a ningún juez o juzgado internacional le llamó la atención. Ese daño colateral lo paga el pueblo argentino. Macri, Trump y Lagard, lo hicieron.
Al asumir, Macri cumplió con la promesa de campaña de levantar el cepo cambiario. Lo resultados no fueron buenos. El dólar pasó de $9,50 a $62,90 al final de su mandato. Además, el riesgo país saltó de 555 puntos básicos a 2.358 puntos.
Sumado a todos estos indicadores, en los cuatro años del ingeniero infalible, la producción industrial cayó un 12,8%, y la actividad textil se desplomó un 34,1%, y la fabricación de maquinarias y equipos un 26%. En ese contexto, en los cuatro años de Cambiemos cerraron 19.131 empresas.
Debe ser muy frustrante no tener logros contundentes para presumir como presidente de un país. Macri será recordado como el presidente de la deuda, no como el mandatario de la creación de empleo, una economía en crecimiento, la estabilidad monetaria y la baja de la inflación. Si no todo lo contrario. La gente vivió peor. Desvalorizó a las empresas. Propició la timba financiera. No hizo reformas de fondo.
¿En qué te has convertido, Daniel? Le dijo a Scioli. La pregunta sería: ¿En qué nos ha convertido, ingeniero?
La respuesta es obvia: en un país más pobre, menos previsible, con más vicisitudes para mirar el futuro y con un nivel de incertidumbre pocas veces visto.
Mauricio: el mismo que bendice a los que quieren gobernar este país. No tiene remate.