La recesión camina entre nosotros de la mano de la pandemia

La recesión camina entre nosotros de la mano de la pandemia

Por Martín Sperati

Una pregunta que circula cada vez con más fuerza: ¿cuánto tiempo puede aguantar una sociedad en estado de emergencia, en aislamiento continuado?

Faltan supuestamente 10 días para que termine la cuarentena obligatoria que rige en la Argentina desde la noche del 19 de marzo por la crisis del coronavirus . Todos sabemos, de cualquier manera, que después de Pascuas el aislamiento obligatorio continuará .

Lo que se discute ahora en la Argentina es la forma de poder mantener la cuarentena después de Semana Santa sin arruinar el progreso que se logró en frenar el ritmo de contagios y cómo van a ser las muchas cuarentenas distintas que seguramente tendremos que atravesar en los próximos meses, tal vez hasta fin de año, o por muchos años. La misma discusión se da en todo el mundo.

España e Italia están en mitad del confinamiento, explorando el trágico pico epidemiológico. Pero también en los que empiezan a escalar la curva. Algunos, incluso, se atreven a responder que las sociedades no pueden soportar el parate económico. Que el remedio no puede ser peor que la enfermedad. López Obrador, Bolsonaro y Trump se encuentran en este bando.

El conflicto y la crisis se mantiene sin tregua en los dos frentes: la salud la economía. Sigue la percepción generalizada de que el manejo sanitario del presidente Alberto Fernández resulta hasta ahora mucho más eficiente que la gestión económica.

El dilema entre economía y salud es por ello tramposo: el shock a la confianza, a la dinámica social, al comercio existirá igualmente con o sin medidas de aislamiento continuado.

Crece la alarma en el sector privado ante una combinación dramática que no encuentra solución. Prácticamente el 80% del país está paralizado. Ni se factura ni se cobra nada. Los bancos, sin el Banco Central detrás, cortan el crédito y la AFIP pretende cobrar todo como si nada ocurriera, no ofrece siquiera un plan de pago.

Las cuentas bancarias de las empresas y de las familias se van vaciando de pesos. Los bancos están inexplicablemente cerrados y, además, pese a los anuncios, no pueden prestar el dinero de los depositantes si no reciben garantía plena de asistencia del Banco Central.

Por lo tanto, ni siquiera respetan los acuerdos de giro en descubierto que regían antes. La cadena de pagos empieza a resquebrajarse. Empresas y familias tienen sus reservas en dólares en cajas de seguridad, a las que no pueden acceder.

Es por ello que se le reclama a la AFIP un poco de piedad con el sector privado a esta altura de la crisis.

Preocupa que el Presidente se haya mostrado un poco más áspero en las últimas horas. Ya no se presenta junto a los líderes de la oposición. Ofende a los empresarios y se acerca otra vez políticamente a los sectores menos dialoguistas de su coalición política. No es momento de avivar peleas. La crisis es muy severa y seguirá golpeando.

Hay que enfocarse en los problemas concretos: salud, economía, reabrir los bancos y definir cómo serán las cuarentenas que vengan, tratando de poner en marcha un país dramáticamente paralizado.

La recesión camina entre nosotros de la mano con la pandemia. No son opuestas: correlacionan entre sí. El objetivo es aplacar ambas, no liberar a una para sacrificar el daño producido por la otra.

Un dilema complejo que se deberá resolver con urgencia.

https://youtu.be/3wBX_yKoIcw