Por Martín Sperati
La pandemia es el presente, la educación es el futuro. El futuro se hace en base al presente. Lo que va a pasar mañana va a depender de lo que hagamos hoy.
Esta idea de que el futuro es un ente que viene independientemente de lo que pase es un disparate. El futuro depende del presente.
Es necesario que nuestro país aumente los recursos destinados a la educación.
Es necesario que la dirigencia política ponga al servicio de la gente los recursos y todas las fuerzas para lograr una sociedad con niveles adecuados de educación.
Y también es necesario que la ciudadanía entienda que sin educación no hay futuro.
Hay un desinterés general por la educación. La sociedad no encuentra en la educación una prioridad. Se ha dejado de confiar en el esfuerzo, en el trabajo y en la tarea de aprender.
Hay que hacer un replanteo social para darle importancia a la educación.
Es importante reconocer que los problemas educativos están dentro de las cuatro paredes de nuestra casa. Hasta que no haya una demanda de la gente que diga “a mí me interesa que los chicos aprendan algo”, no va a cambiar.
Este país carga con una falta de reconocimiento social sobre la crisis educativa. Se la ha delegado a la dirigencia política y no hizo mucho para cambiarla.
Si no entendemos esto, el destino de la Argentina se verá gravemente comprometido.
Se deberá reformular el contrato entre la familia y la escuela para entender para qué se manda a los chicos y a las chicas a los establecimientos educativos.