Por Martín Sperati.
Acompañenme a esta historia que nació como una epopeya, pero que terminó resumido a la nada.
El gobierno de Mauricio Macri transitaba sus últimas semanas de gestión. El triunfador de la segunda vuelta electoral estaba a sus anchas y parecía ganar en iniciativas. Había conformado, de manera extraoficial, lo que sería el Consejo Federal Contra el Hambre, más conocida como la Mesa contra el Hambre.
“Si llego a ser electo, me voy a poner el frente de la campaña contra el hambre en la Argentina”, había prometido el 7 de octubre de ese año el entonces candidato a Presidente por el Frente de Todos.
“Lo primero que vamos a reperfilar son los precios de la canasta básica para que todos tengan acceso”, decía un renovado Alberto Fernández.
Más de tres años después, la Mesa Contra el Hambre se disolvió, hace 21 meses que no se reúne, la canasta básica de alimentos no dejó de aumentar, la pobreza subió y los movimientos sociales tanto propios como de izquierda reclaman más comida porque la ayuda del Estado no alcanza.
La iniciativa del flamante inquilino de la Casa Rosada generó una expectativa inusitada, tanto que consiguió reunir a figuras dispares detrás del noble objetivo: Estela de Carlotto; Marcelo Tinelli; Adolfo Pérez Esquivel; Narda Lepes, el entonces presidente de Syngenta Antonio Aracre; Pablo Micheli, entre otros.
Hoy “la Mesa Contra el Hambre ya no existe como tal”. El último encuentro oficial fue el 7 de mayo de 2021. Ese día, el presidente Alberto Fernández y Daniel Arroyo anunciaron la ampliación de la tarjeta Alimentar.
A más de tres años de la creación rimbombante de este espacio conmovedor, hoy vemos el hambre de oportunismo de muchas personas que conformaron esa mesa.
¿Dónde está Alesso? ¿Dónde está Baradel? Que dijeron que iban a trabajar codo a codo con los establecimientos educativos: “Con hambre no se puede aprender”, dijo sin ponerse colorada, Sonia Alesso.
Antes de servir un solo plato, la mesa se hizo humo. No quedó ni el mantel. Se fueron todos.
Volvieron a utilizar a los pobres para hacer campaña de baja estofa. Se volvieron a aprovechar de las necesidades de la gente.
Mintieron descaradamente. La mesa contra el hambre, de ellos, está saciada. ¿A los que necesitan y hoy sienten hambre? Ni las migajas.