Por Martín Sperati
La educación en este país debiera ser esencial. Como no lo es, las respuestas a los bajos niveles de educación en edad escolar, puede explicar el estado de situación de las cosas.
La catástrofe educativa está a la vista: 1 millón y medio de niños y niñas han perdido todo contacto con la escuela, muchos de ellos para siempre. Después de pasar a Brasil y Chile en muertos por millón con la cuarentena más larga del mundo, los casos se estabilizaron y reabrieron los casinos, gimnasios, cines y teatros, pero las escuelas siguen cerradas, y aquí puede observarse la pericia del gobierno provincial en obstaculizar el derecho esencial de los niños y niñas a educarse.
En Europa, la segunda ola trajo restricciones, pero las escuelas se mantuvieron abiertas para todas las edades, es cierto que en muchos casos cerraron el grifo y luego lo volvieron a abrir: los estudios coinciden en que cerrar las aulas tiene un impacto negativo duradero en los chicos que no se justifica, además, porque la tasa de contagio es muy baja.
Sólo Bélgica y Alemania cerraron las escuelas en la segunda ola, con el plan de reabrirlas inmediatamente. En mayo del año pasado, Nicolás Trotta declaró que no habría clases hasta que llegara la vacuna; hoy la vacuna llegó, aunque esperan las tandas para comenzar a vacunar a las y los docentes.
Sin embargo, culminó el año y Omar Perotti parece no haber tenido en agenda una vuelta extraordinaria a las aulas, sobre todo en aquellos grupos que cambiaban de ciclo.
¿Tiene el Gobierno provincial real interés en los estudios científicos que muestran los síntomas de depresión, regresión y retroceso cognitivo en niños con aulas cerradas? Según la BBC, los niños han perdido habilidades como usar el cuchillo y tenedor; en Argentina, donde muchos niños van a comer a la escuela, la situación es naturalmente peor: la escuela es un factor clave para las comunidades vulnerables. (Asimismo, los estudios europeos indican que las escuelas funcionan como un lugar de detección temprana del virus y no de contagio, colaborando con su control).
Bien podríamos decir que Omar Perotti se mostró predispuesto a obstaculizar y darle la espalda a los niños, niñas y adolescentes para que puedan estudiar de manera presencial en un momento en el que se necesita un plan, una hoja de ruta y mucho dialogo en la búsqueda del consenso: nada de esto se está viendo, al menos por ahora.
Según el Ministerio de Educación de la nación, el 78% de los niños de bajos recursos no tienen una computadora propia y hacen los deberes vía whatsapp: la maestra manda archivos, la madre tiene que imprimirlos en una fotocopiadora, el nene los hace, luego tienen que sacar una foto y mandarlos, pero muchas veces no le alcanza la memoria en el teléfono, y no puede enviarlo.
La desigualdad ha implicado una carga extra para las mujeres. A pesar de los múltiples ministerios, agencias y comisiones de género del Gobierno nacional, no existe un estudio sobre esta incidencia, y menos una política para paliarlo. Así como los niños dejan la escuela, las mujeres también dejan los trabajos, o los pierden.
Todo esto es el combo de la poca capacidad de toma de decisiones. Hoy decía en Un Día Perfecto (programa que se emite por Sol 91.5) que “mi sueño” es ver al gobernador liderar una gran mesa con diferentes actores: docentes, gremios, oposición, sociedad civil, instituciones educativas y miembros del gabinete con el objetivo de discutir la situación escolar en nuestra provincia. El diálogo es clave.
Sería un error que como ciudadanos nos crucemos de brazos y miremos como pasan las horas, los meses y un nuevo año. Hay que hacer algo ya. Y ese algo, implica que se ponga sobre la mesa la esencialidad de la educación.
https://youtu.be/QzdErYUIbt8