La diferencia es el negocio…

La diferencia es el negocio…

Por Martín Sperati. 

En la mirada de muchas personas que me crucé durante la mañana y antes de ingresar al estudio, predominó la sensación de “no saber qué está pasando”.

Estamos ante algo nuevo para el mundo y para nuestro país. Esta pandemia tomó al planeta por sorpresa. Y nosotros, fuimos espectadores privilegiados de lo que manifestaba el mundo y hoy lo tenemos aquí.

Algo irrumpe y empieza a modificar la vida real. Y en este marco, tuve varios elementos que me dispararon pensamientos.

¿Nuestro sistema de salud está preparado ante una eventual propagación? ¿Qué va a pasar con las fronteras de ahora en más?, ¿Vamos a ir a un sistema de fronteras sanitarias?. 

¿Qué va a pasar con los sectores vinculados con el turismo, el esparcimiento, el entretenimiento, los bares, los shoppings, los clubes, los eventos, las conferencias, las promociones, el comercio minorista?

Porqué además de lo que significa las cuestiones sanitarias, esto también trae aparejado un complejo cuadro que le pega al mentón a la actividad económica.

En un país que se encuentra en emergencia permanente, imagínense ustedes, ¿cómo hace un comerciante, un monotributista para poder recaudar en el caso de que este evento avance como está previsto?.

Y hay un tema que este fin de semana me atravesó y, te juro que no puedo entender el pensamiento (respetados) de muchas personas que quieren que la pelotita siga girando en nuestro país.

Ayer vi como de una manera cínica e hipócrita la AFA y la Superliga hicieron público la suspensión de las categorías menores, pero no la de primera y ascenso.

Hoy observó que Unión y Colón decidieron cerrar sus clubes para evitar que la gente circule. Pero esta noche, el sabalero juega ante Rosario Central (sin público y con personal que tiene los derechos de tv) y el tate lo hizo el sábado en el mismo sentido.

Antes, River no se presentó a jugar. ¿Le podría caber una sanción? Sí, claro. Porque se cortó solo y no respeto los organismos que están para tomar decisiones.

Sin embargo, River dejó en evidencia (con argumentos y con un poco de tinta política, no hay que negarlo) a la casa madre del fútbol. Para AFA y Superliga el show debe continuar. El circo debe seguir.

AFA y Superliga lanza un comunicado sensato en sintonía con las medidas nacionales y al mismo tiempo, se para encima de la voluntad expresada por los jugadores que dicen… “Oiga, nosotros también somos personas y podemos contagiarnos y contagiar”.

Al mismo tiempo, Turner, que tiene la mitad de los derechos de tv en nuestro fútbol sacó un comunicado diciendo que va a descongelar el juego para que todos en casa miremos, en medio de una situación de incertidumbre, como 22 tipos y un puñado más corre detrás de una pelota y se abrazan en silencio con los goles convertidos.

¡Esto se llama Hipocresía!

Las ligas locales no juegan. Las juveniles tampoco. El rugby, el tenis, el automovilismo; menos.

Pero el negocio Sí.

Imagino que el señor Marchi habrá tomado nota de que los propios protagonistas no quieren hacerlo. No porque se crean dioses y por encima del laburante promedio, que dicho sea de paso, para ellos también caben medidas ejemplificadoras en esto de evitar que siga circulando la pandemia.

El futbolista es una persona. Qué prime la salud, no el show. O como escuche decir a Lucas Biglia: “Prefiero descender y no perder la vida”.

A veces no se entiende el apuro de los dirigentes por hacer girar la pelota. ¿Por qué el fútbol de primera si y las ligas menores no?, ¿Cuál es la diferencia?, claro, la diferencia es EL NEGOCIO…