Por Martín Sperati
Las nociones de izquierda y de derecha conllevan de forma implícita una oposición en política. Ambos términos nacen en la Francia de 1789, durante el inicio de la revolución francesa, para posteriormente extenderse a gran parte de los sistemas políticos del mundo. Las particularidades de esta bipolarización, en líneas generales, se enfrentan y oponen:
- -Los valores de autoridad, identidad nacional, orden, seguridad, militarismo, tradición, religión, conservadurismo, libertad económica (derecha política)
- -Los valores de progreso, igualdad jurídica, respeto a lo nacional e internacional, autóctono, solidaridad, el derecho de autodeterminación y la justicia social mediante una economía planificada (izquierda política)
En cuanto a los valores de trabajo, libertad, mérito, justicia, sin duda son más transversales, a pesar de que el sentido que se atribuye a estos términos puede variar según quien sea que los utiliza.
En la Argentina, el país de River-Boca, hay una antinomia que pierde peso: “izquierda” y “derecha”, las tradicionales categorías que dividen el espectro político entre los defensores de la igualdad y los de la libertad.
Y no sólo porque, aquí y en todo el mundo, la fragmentación de los partidos políticos, el rechazo ciudadano a las formas tradicionales de hacer política y los partidos nacionalistas y antisistema las están vaciando de sentido.
Sino también porque la política argentina -donde, dicho sea de paso, nació el peronismo, esa identidad cultural panideológica- se apoyó históricamente en otras oposiciones, que hasta hoy siguen siendo más poderosas para marcar la cancha: peronismo-antiperonismo, alto-bajo, conservadurismo-progresismo, republicanismo-populismo y -con la llegada de Pro al gobierno- vieja política versus política “posideológica”.
¿Qué sentido conserva hablar de izquierda y derecha en la Argentina? ¿Por qué ser progresista está bien pero nadie se presenta a sí mismo como de derecha? ¿Se puede explicar el crecimiento de Cambiemos en las PASO como un volantazo a la derecha de la sociedad argentina?
El combate por la definición de qué es o debe ser una posición de izquierda ha sido parte del trabajo ideológico de ese sector, no sólo en la Argentina. Por lo que respecta a la derecha, entre nosotros no es habitual que alguien reclame ese título. Lo usual es que las definiciones sobre la derecha provengan de la orilla izquierda del campo ideológico, mientras que los clasificados de ese modo se identifican como representantes del centro político.
Izquierda y derecha responden a calificaciones ideológicas más del siglo XX que del XXI. Hoy el juego político se distribuye de otra manera. Está más vinculado a la capacidad de interpretar y gestionar las coyunturas locales y globales.
En los años kirchneristas apareció una idea de libertad republicana popular, de libertad colectiva, vinculada con la soberanía. Otro hallazgo del kirchnerismo es la idea de derechos como categoría del pensamiento político, es decir que una sociedad no es más democrática cuando tiene más libertad, sino cuando la ciudadanía tiene más derechos. Eso obliga a repensar el Estado, que se convierte en garante y promotor de esos derechos.
En el libro Mundo PRO, Gabriel Vommaro, Sergio Morresi y Alejandro Bellotti describen al Pro como un partido de derecha según ciertos criterios objetivos (posturas sobre políticas concretas, pertenencia a redes partidarias internacionales, por ejemplo) pero cuyos integrantes se resisten a ubicarse en ese espacio, en parte por las connotaciones antidemocráticas y reaccionarias de la derecha en el país, y en parte porque Pro está hecho de un agregado de heterogeneidades no amalgamadas por la ideología. Pero encuentran allí una novedad: Pro sería una derecha distinta de la tradición argentina, interesada en gobernar y en llegar al poder a través de la competencia democrática en las urnas.
¿Fue el de Macri un gobierno de derecha? Sí, dice el kirchnerismo, igualando esta pertenencia con el neoliberalismo de los años 90 y las posturas reaccionarias; no, replican analistas y opositores reclamando matices; ésa es una pregunta del siglo XX, responde Pro.
El macrismo no es equívoco, es claro y transparente. No usa categorías complicadas como pueblo’, les habla a los individuos, que tienen que ser felices, a quienes hay que quitarles el Estado de encima para que se realicen, no habla de derechos, incorpora la eficiencia empresarial y el discurso del orden.
En eso es de derecha: posee un pensamiento ordenancista, poco respetuoso de la división de poderes y de los fallos de la Justicia, y una impronta antipolítica, que ve la militancia como algo malo.
El macrismo tiene un lenguaje llano, simple, casi constatativo. Eso es de derecha: suponer que el mundo entra en las categorías con que la gente habla por la calle, o reemplazar la historia por los animales en los billetes; es deshistorizar los debates y simplificar los procesos.”
Sin embargo, habría que repensar lo que fue el gobierno de Macri. El gobierno de Macri ha tomado temas de la agenda de la izquierda y se ha hecho fuerte en ellos por lo débil que fue la izquierda peronista, que se mostró ineficaz en fortalecer los bienes públicos y dejó un flanco enorme para disputar temas.
Macri fue votado por ideas desarrollistas más que distribucionistas, y puede dar acento a políticas de desarrollo de bienes públicos y atraer votos progresistas, pero un programa desarrollista necesita inversiones, y eso es un tema más de la derecha.
Sin embargo, en un punto se encuentran las opiniones: es necesario un nuevo menú de conceptos para pensar al macrismo y al kirchnerismo.
Un gobierno impulsa la ley de matrimonio igualitario y crea una ayuda social universal para los más pobres. Pero también permite que la inflación aumente, pone al país al borde del colapso energético y lo deja con las reservas en rojo. ¿Es de izquierda o de derecha?
Otro gobierno amplía esa ayuda social y propone devolver el IVA en la canasta básica alimentaria. Despide empleados del Estado y elimina retenciones para beneficiar a grandes empresas. ¿Es de izquierda o de derecha?
Los dos gobiernos pagan la deuda. ¿Son de izquierda o de derecha?