Noelia Gualtieri contó en primera persona cómo hacen frente al Covid-19 en el contexto de un sistema público de salud muy débil.
El coronavirus comienza a extenderse por África. Aunque, los casos declarados no trascienden fehacientemente, las cifras están aún muy lejos de China o Europa. El temor es claro: pese a los esfuerzos realizados, la mayoría de estas naciones tienen los sistemas públicos de salud más débiles del mundo y no cuentan con los recursos humanos y materiales para hacer frente a un aumento explosivo de pacientes.
África ha sido el último gran continente del mundo al que ha llegado la pandemia pero, mientras la atención mundial recae sobre Estados Unidos y Europa, el coronavirus se ha ido colando y ya no quedan regiones sin casos.
Benín, país de unos 9 millones de habitantes, reporta 26 casos de coronavirus y una persona fallecida. El principal problema es la falta de recursos, tanto materiales como humanos y en los sistemas sanitarios. Además, el Gobierno no dispone de medidas concretas y la comunicación a la población es muy escasa.
Noelia Gualtieri, santafesina que hace 9 años se encuentra en Benín, dialogó con el programa Un Día Perfecto y contó que está en el país africano en su condición de religiosa representando a la congregación Hermanas Esclavas del Corazón de Jesús.
“En cuanto a las medidas sanitarias estamos bastante lejos. Hay pocos medios para llevar adelante una situación tan compleja. La iglesia está intentando sensibilizar un poco a la gente porque la información es muy confusa”, detalló.
La alerta es máxima y desde el Estado no toman medidas que vayan en el sentido de resguardar a la población de posibles contagios. De hecho, el gobierno no ordena realizar confinamientos dado que la gente trabaja de lo que vive.
La pandemia ingresó al país hace aproximadamente tres semanas y el testeo es muy débil. Por lo tanto, saber el número de infectados es una verdadera odisea.
“Los medios son totalmente del gobierno y es todo buena noticia, están atados al sistema de gobierno de turno. La gente no tiene acceso a la luz, estamos sin tv e internet“, detalló Noelia al recorrer las diferentes aldeas.
Cada país puede cambiar la evolución de la pandemia elevando su nivel de respuesta, algo que no se nota en Benín ya que dejan a la población a su suerte. “Nos queda ser mensajeros de esperanza, nos toca el mensaje de ser creativos para proteger a la gente“, puntualizó Gualtieri en Radio Sol 91.5.
Las infraestructuras son inadecuadas para el aislamiento de enfermos a la vez que enfrentan altos índices de sida, malaria y tuberculosis. Los sistemas de salud de la mayoría de países de África están a una gran distancia de los europeos. Otra preocupación es la gran cantidad de personas desplazadas de sus hogares.
“La gente apenas tiene para comer, no hay agua. Estamos hablando de abismos“, relata la misionera con mucho pesar. “Poder alegrarse de que ahora va a haber agua en una aldea, para mi es el mundo conseguido“.
Noelia, dejó en Santa Fe a su familia por exclusiva vocación de ayudar a la humanidad en tiempos difíciles. Según ella, el dolor, la angustia y las situaciones extremas, le hicieron ver que su propósito en su vida es ayudar a la gente que más lo necesita sin pedir nada a cambio.
“Dejé familias y amigos“, contó con su voz algo quebrada. “Esto quizás nos ayude a que seamos conscientes de ser unidos como sociedad”, culminó.