Comentario de Martín Sperati.
El peronismo tiene el don de la supervivencia. Pese a los achaques de la edad -pronto cumplirá 80 años desde su primer triunfo electoral en Argentina-, reaccionará cuando se perciba demasiado cerca del precipicio. Lo hizo en mayo de 2019, cuando Cristina Kirchner engendró la candidatura de Alberto Fernández que venció a Mauricio Macri con el 48% de los votos. Y lo hizo otra vez ahora.
El jueves de la semana que pasó, el peronismo volvió a juntarse tras un año de peleas internas. Fue, como hace cuatro años, por pura necesidad.
Acordaron tras cinco horas de discusiones en la sede del partido unirse “en la diversidad” para “evitar el retorno de la derecha”. Es, al final del día, lo que mejor saben hacer los herederos de Perón: juntarse para ganar elecciones.
Después de la condena a seis años de prisión, la doctora realizó un renunciamiento que hizo temblar las aspiraciones por seguir en el gobierno. Cristina es la figura más convocante del peronismo, aunque no tanto como para ganar en soledad.
Sin la doctora, Alberto Fernández, cuya popularidad no supera el 20%, vio una puerta abierta para su reelección, en una carrera en la que también participa Sergio Massa. El mapa, que parece simple, oculta un entramado complejísimo.
Muchos hablan de Massa y Wado. Otros hablan de Axel y Sergio. No es descabellado pensar en Cristina y Sergio.
El presidente queda relegado de todo este entramado. Saben que es un ancla en sí mismo. Pero él quiere competir. Y lo peor que pueden hacer es proscribirlo. Fernández demora todo lo que puede en definir si será o no candidato, mientras que el kirchnerismo le advierte que ni sueñe con un nuevo mandato.
La reunión del jueves fue una especie de catarsis colectiva. El albertismo le reprochó al kirchnerismo que no lo deja gobernar. El kirchnerismo le achacó al presidente que “se corta solo” y no escucha al grupo mayoritario de la coalición.
El fuego amigo está en su máxima expresión. Lo que sí saben es que quieren hacer un alto al fuego como estrategia contra el retorno de la derecha. Saben que las malas decisiones colocaron en la paleta de las elecciones al macrismo y a los movimientos libertarios.
Unidad en la diversidad. Porque el peronismo sabe cómo ganar elecciones. Lo que no sabe es gobernar en esa diversidad.