La problemática inició con un sismo de 8.8 grados de magnitud afectó a la península de Kamchatka, en Rusia, y arrasó con la localidad de Severo-Kurilsk.
Las explosiones resonaron en Jerusalén y Tel Aviv mientras el ministro de Defensa israelí declaró que Teherán “cruzó una línea roja” al atacar a centros civiles.