Carolina Losada está haciendo un trabajo sin escalas para parecerse a Sergio Massa.
Por Martín Sperati.
Basta con escarbar el archivo de cada individuo público para darse cuenta de sus intenciones. En esta columna les voy a dar ejemplos de cómo dos personas intentaron e intentan tergiversar la realidad para cambiar SU REALIDAD.
Porque uno puede estar de acuerdo o no con algún pensamiento o acción frente a una situación. Quienes llevan adelante una idea y no se corren de ella, las respeto por su coherencia, porque sé de donde vienen, con lo cual me puedo sentar a debatir con absoluta honestidad.
Lo que no puede pasar es que frente a un tema tan medular se gire 360 grados, porque eso convierte a la persona en acomodaticia. En ese universo están: los Massa y los Losada de la vida. Gente que, incluso, acusó con lo peor y luego volvieron sobre sus pasos.
Vamos con el primero
El guerrero durmiente había dicho que la etapa con los kirchenistas había terminado y que nunca en su vida se iba a juntar. Dijo también que iba a barrer con los ñoquis de La Cámpora. Faltó a su palabra, le mintió a la gente y se acomodó según su conveniencia.
Sergio Massa transformó su carrera política en base a mentiras. Tanto que aceitó su máquina de mentir para convertirla en la más eficiente. El ex ministro de economía es el mayor fabricante de falsedades, relatos, truchadas y todo lo que a uno se le pueda ocurrir con un único fin: ACOMODORSE Y ACOMODAR A SU TROPA, no importa el como.
Massa miente con tanta “verdad” que muchas veces es difícil discernir entre si miente descaradamente o si nos dice la mayor de las verdades. Ese es el don de un “fullero”, alguien con rasgos de embustero que está alejado del compromiso de la verdad y que es de poco fiar.
Prestigiosos filósofos dicen que para el político, la verdad siempre está asociada a la cantidad de personas que la sostienen. El político no puede trabajar solo con una verdad abstracta porque el político lucha porque su verdad sea “la verdad”. A Sergio se le fue el pedal.
Sin escalas
El otro caso es, Carolina Losada, senadora nacional por Santa Fe que mes a mes se empecina por parecerse a Sergio Massa en un viaje sin escalas.
Ejemplos sobran: Cuando relacionó a Maximiliano Pullaro con vínculos con el narcotráfico y con las fuerzas policiales. Losada había dicho esto en las PASO, cuando competía en la interna con el actual gobernador: “Yo no soy la candidata del narcotráfico, yo estoy segura que no soy yo. Hay audios que no pueden explicar donde acomodan a policías, que después terminan presos por narcotráfico”.
En aquel momento, Losada decía esto con un nivel de contundencia pocas veces visto. Es más, pedíamos que lo lleve a la justicia, porque era una acusación muy compleja. No sólo que no fue a la justicia, sino que de un mes a otro pasó de desprestigiar al hoy gobernador, sin ni una sola prueba, a expresar públicamente su apoyo incondicional por el radical para ganar la gobernación santafesina en las generales.
¿Con qué Losada nos quedamos? ¿Con la que disparó contra el gobernador o con la que apoya? ¿Dónde quedaron las diferencias éticas y morales que dice no compartir con el actual mandatario provincial?
Losada, desde entonces, comienza a querer igualar el modus operandi de Sergio Massa, esto es: hablar con contundencia y desdecirse.
¿Quieren otro ejemplo? Ok. En la campaña nacional llamó a votar por Patricia Bullrich por sobre Javier Milei, lo cual no parecería mal, en tanto no ensucie al contrincante para luego unirse a él. Losada utilizó la misma fórmula que había utilizado en la provincia.
“De un lado tenemos la corrupción del kirchnerismo, asquerosa, espantosa y pornográfica. Y del otro lado tenemos gente que vienen a romper todo y las ideas por las cuáles se enamora la gente, terminan siendo humo”, dijo post debate para las generales.
“Javier Milei es parte de lo mismo, pero de lo peor de lo mismo“, había dicho en la misma entrevista a CNN Radio. Hoy, nos enteramos que había compartido reunión con el actual presidente: ¿Cómo? ¿No venían a romper todo? ¿Milei dejó de ser parte de lo mismo, pero lo peor de lo mismo?
¿Y ahora qué?
Resulta imprescindible preguntarnos porqué las sociedades admiten este tipo de comportamientos. Tanto Losada como Massa hacen uso de la mentira como elemento conservador de un modelo que ya está implantado en la sociedad, como aceptando que el ejercicio de la política es así: ambos saben en su honestidad absoluta que mienten, engañan y manipulan deliberadamente para mantener su orden o sacar provecho personal. Para ellos, el fin justifica los medios.
Para buscar una conclusión, estos comportamientos tienen poca vida en tanto no consigan sus éxitos. Hoy estoy acá, mañana estoy allá, con un argumento totalmente opuesto y destructivo. Resulta conveniente ir a las base y buscar la etimología de la palabra POLÍTICA: “La política es el ejercicio de consensuar con quien piensa distinto. Es el arte de conectar los problemas con la solución”.
Lo que hacen Losada y Massa es todo lo opuesto. No se puede construir política con esos valores.
De todas formas, cabe una serie de reflexiones:
Si sabemos que nos mienten, ¿por qué lo aceptamos? ¿Cuántas cantidades de mentiras estamos dispuestos a aceptar? ¿Entendemos que alguien completamente genuino sería un buen político? O por el contrario, pensamos que es necesario y hay algo intrínseco entre el poder y cierto grado de falta de la verdad.
Martín Sperati