El gobierno argentino firmó la resolución de la OEA junto a otros 25 países, dejando de lado la postura que tomó México y Bolivia.
En un quiebre sorpresivo, el gobierno de Alberto Fernández condenó formalmente por primera vez las violaciones de derechos humanos en Nicaragua al respaldar en la Asamblea General de la Organización de Estados Americanos (OEA) una resolución aprobada por una amplia mayoría de países que condenó las últimas elecciones presidenciales en las que Daniel Ortega se adjudicó un cuarto mandato al indicar que “no fueron libres, justas ni transparentes y no tienen legitimidad democrática”.
La resolución, que fue discutida y aprobada en el último día del encuentro regional, fue aprobada por 25 votos a favor, 7 abstenciones, y apenas un voto en contra, Nicaragua, que denunció una “grosera injerencia” y “campañas terroristas” en contra de su soberanía, y quedó aislado como nunca antes en la región. A diferencia de otras votaciones, la Argentina esta vez quebró con México, que se abstuvo de respaldar el documento, al igual que Bolivia.
“La Argentina reitera su compromiso con la defensa de los derechos humanos, que para nuestro país representa un valor superior e irrenunciable”, dijo Pablo Anselmo Tettamanti, secretario de Relaciones Exteriores de la Cancillería. “Hemos acompañado el actual proyecto de resolución con la convicción, la esperanza y la voluntad política de seguir trabajando a favor del diálogo y la solución pacifica de nuestras diferencias en verdadero beneficio de nuestros pueblos”, completó.
La resolución fue respaldada por El Salvador; Estados Unidos, Granada; Guatemala; Guyana; Haití; Jamaica; Panamá; Paraguay; Perú; la República Dominicana; Suriname; Trinidad y Tobago; Uruguay; Venezuela –el gobierno de Juan Guaidó–; Antigua y Barbuda; Bahamas; Barbados; Brasil; Canadá; Chile; Colombia; Costa Rica, Ecuador y la Argentina. Otros siete países se abstuvieron: Honduras, México, Saint Kitts & Nevis, San Vicente y las Granadinas, Saint Lucia, Belize y Bolivia.
Las últimas elecciones presidenciales en Nicaragua en las que Daniel Ortega se proclamó ganador y se adjudicó un cuarto mandato consecutivo recibieron un amplio repudio internacional y fueron tildadas como una “pantomima de una elección” por el presidente de Estados Unidos, Joe Biden. Antes de los comicios el régimen sandinista encarceló a decenas de rivales políticos, incluidos candidatos presidenciales, a los que Ortega acusó de “traición a la patria”.