Las provocaciones fueron el foco de un debate intenso, cargado de críticas personales entre los vicecandidatos

Las provocaciones fueron el foco de un debate intenso, cargado de críticas personales entre los vicecandidatos

Los candidatos a vicepresidente debatieron proyectos políticos en el programa “A Dos Voces” de TN. Victoria Villarruel y Agustín Rossi se destacaron en el centro del escenario. Las propuestas de campaña de Javier Milei fueron uno de los temas principales de discusión.

Lejos de las propuestas concretas, el ritmo del debate de candidatos a vicepresidente en A Dos Voces, por TN, estuvo marcado por las chicanas personales, pero también por una clara estrategia de polarización entre Victoria Villarruel Agustín Rossi a la que, por momentos, intentaron entrar con poco éxito Luis Petri, Florencio Randazzo Nicolás del Caño.

Sin embargo, en su búsqueda por confrontar ideas con sus dos principales oponentes, el compañero de fórmula de Patricia Bullrich logró colar intervenciones que le permitieron esporádicamente subirse al ring, pero, sin poder atraer al candidato de Unión por la Patria al centro del debate, terminó confrontando con la candidata de La Libertad Avanza por su función como diputada en el Congreso de la Nación.

Sin estar presente en el piso, Javier Milei también cobró centralidad en un debate que eligió sus propuestas de campaña como los tópicos principales de la confrontación. Desde la venta de órganos o la libre portación de armas, hasta la libertad empresaria para contaminar ríos fueron llevados a los cruces acalorados que protagonizaron los candidatos.

Cruces y agravios en un debate que cobró temperatura desde el primer minuto

El debate en A Dos Voces fue tomando temperatura desde que comenzó. Del Caño eligió empezar su confrontación con Villarruel por su defensa de los militares que participaron en la última dictadura, pero también fue el tópico que eligió Rossi para llevarla al atril central en su tiempo del mano a mano de preguntas directas.

Reivindicás la dictadura. Me haces acordar a Astiz, sos una infiltrada de la democracia”, le dijo el compañero de fórmula de Sergio Massa, cuando ella explicó que sus reuniones con los dictadores se dio en el marco de una investigación para un libro que estaba escribiendo y que también la llevó a entrevistar a montoneros.

Rossi y Villarruel se eligieron mutuamente para las preguntas. La intervención del rosarino fue una devolución de gentilezas al planteo que minutos antes le había hecho la diputada respecto de su defensa de César Milani como jefe del Estado Mayor del Ejército durante la presidencia de Cristina Kirchner, que debió enfrentar juicios por delitos de lesa humanidad.

“Cuando aparecieron las denuncias sobre su actuación dejamos en suspenso el tratamiento de su pliego, como no se confirmaron lo ascendimos. Cuando nos fuimos, estuvo acusado y las causas no quedaron firmes”, dijo el actual jefe de Gabinete de Alberto Fernández.

Las preguntas directas fueron el final del debate, pero el plato fuerte de las confrontaciones se dio desde el inicio del programa, cuando Rossi la tildó de “mosquita muerta”, dijo que vivió la mayor parte de su vida sin un trabajo registrado y acusó a su familia de vivir del Estado. Retomando el slogan de Milei, la libertaria había indicado que los otros cuatro candidatos sumaban 76 años de trabajo en el Estado en conjunto.

“Los cuatro juntan 76 años en la gestión pública”, apuntó la candidata de La Libertad Avanza. A lo que Rossi respondió: “Se sabe que nosotros hace tiempo estamos en la función pública, lo que no se sabe de qué vive ella. Es la primera vez que tiene un empleo declarado. Nadie sabe de qué vivió hasta ahora y nunca se supo. Al papá le pagaba el sueldo el Estado. Todos se lo pagamos”. “Mi papá falleció, así que si vas a hacer algo personal, mínimamente informate”, retrucó ella. Lo de “mosquita muerta” llegó apenas después.

Caradura” fue el calificativo preferido para bajarle el precio a sus contrincantes. Se lo dijo Villarruel a Rossi, pero también lo usó Petri cuando acusó a la libertaria de “ñoqui”, por no presentar proyectos en la Cámara baja. La compañera de fórmula de Mieli también apuntó a la “corrupción” kirchnerista.

Un debate escaso de propuestas y proyectos

Abundaron agravios, chicanas y cruces, pero lo que le faltó al debate fueron propuestas concretas. En su estrategia de elegir con quién polarizar, por momentos los candidatos olvidaron (o intencionalmente lo buscaron) profundizar en los ejes de sus campañas.

Rossi, Petri y Randazzo intentaron llevar a debate sus ideas, pero la intensidad de los cruces impidió que ahondaran en ellas. Ante la imposibilidad de dar una respuesta sobre la inflación, el candidato de UxP intentó aferrarse a la baja del desempleo, uno de los pocos indicadores económicos positivos del gobierno actual.

El compañero de Bullrih se aferró a las propuestas de la lucha contra el narcotráfico, la seguridad y el orden que propone JxC, y Randazzo se apegó a la gestión de Juan Schiaretti en Córdoba y a su experiencia personal al frente del Ministerio del Interior, durante la presidencia de Cristina Kirchner. Del Caño fue el único que deslizó que los problemas de inseguridad están vinculados a la educación y la pobreza.

En tanto, Villarruel intentó atajar las críticas a las propuestas de campaña de la LLA, pero quedó fuera de juego cuando dijo que a nadie le interesan sus ideas políticas.

Si hubo o no ganadores y perderos de la noche intensa que se vivió en TN se podrá evaluar en las próximas horas, porque, como dice el politólogo Mario Riorda“la repercusión discursiva posterior de los debates es más relevante que el debate mismo”.