Por Martín Sperati
En la apertura de sesiones ordinarias de la Legislatura de la provincia de Santa Fe, el gobernador Maximiliano Pullaro presentó una visión clara y contundente sobre el futuro que él imagina para la provincia. En un contexto nacional en el que el presidente Javier Milei aboga por un enfoque radicalmente liberal y cuestiona la función del Estado en el desarrollo social y económico, Pullaro plantea una alternativa absolutamente necesaria: un Estado más presente y eficiente, en contraste con uno que se desarticula en nombre de un supuesto crecimiento.
Milei ha sido enfático en sus críticas hacia el intervencionismo estatal, proponiendo una agenda que recorta recursos y elimina direcciones esenciales que afectan directamente a la población. Su discurso, predominantemente centrado en el número de la reducción del gasto público, ignora el efecto devastador que estas políticas pueden tener sobre los sectores más vulnerables de la sociedad. La prometedora oferta de un crecimiento económico sostenido se transforma en una utopía cuando se deja de lado la protección y el apoyo del Estado hacia el pueblo argentino.
En contraposición, Pullaro se presenta como un abanderado de un Estado que potencia y acompaña. Consciente de las dificultades económicas que atraviesa el país, su propuesta se fundamenta en una gestión que busca reforzar la presencia estatal en áreas críticas como la educación, la salud y la seguridad. En su discurso, mencionó la importancia de optimizar los recursos provinciales, buscando siempre el bienestar de los ciudadanos, lo que marca una distancia clara respecto a la tendencia nacional.
El gobernador santafesino afirmó que, lejos de ser un impedimento para el crecimiento, un Estado eficiente es el motor indispensable que permite construir un tejido social sólido y una economía sostenible. Con medidas encaminadas a mejorar la atención en salud, fortalecer la educación pública y aumentar la seguridad, Pullaro pone en el centro de su agenda la realidad cotidiana de los santafesinos, reforzando la relevancia del Estado como garante de derechos y oportunidades.
En este sentido, Santa Fe pierde el miedo al intervencionismo y decide tomar la iniciativa en momentos de crisis. Pullaro asume el reto de ser un gobernante que no escatima esfuerzos en pro del bienestar de su población, a diferencia de la propuesta a nivel nacional que diluye el rol del Estado en un mercado que se presume autorregulador. El desafío es monumental, pero la apuesta es clara: potenciar lo local desde una gestión que valore y maximice las herramientas estatales en lugar de debilitar su capacidad.