Un estudio revisó los datos de más de 45.000 personas que tuvieron la infección transmitida por mosquitos.
Durante los últimos cinco años se ha registrado un “aumento sustancial” de los casos de personas con dengue en todo el mundo, según la Organización Mundial de la Salud (OMS). Pero esa suba de casos ha sido especialmente pronunciada en toda América, donde se batieron nuevos récords en 2024: ya se han notificado más de 10,6 millones de casos y más de 5.600 muertes.
Este año Impactó más en Brasil, Argentina, Paraguay y Perú. Pero también hay más registros de pacientes en países como los Estados Unidos, donde ya se han reportado 1.797 casos autóctonos dentro del territorio, según los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC).
En ese contexto, un nuevo estudio aportó más pruebas sobre una secuela que puede dejar la infección transmitida por picaduras de hembras de mosquitos: puede gatillar cuadros de depresión a corto y a largo plazo.
Los síntomas de la depresión pueden ser:
- dificultades para concentrarse
- un sentimiento de culpa excesiva o de baja autoestima
- falta de esperanza acerca del futuro
- pensamientos de muerte o suicidio
- alteraciones del sueño
- cambios en el apetito o en el peso
- sensación de cansancio acusado o de falta de energía
En qué consistió el estudio
La investigación, que fue publicada en la revista Plos Neglected Tropical Diseases, se basó en las historias clínicas de personas que había sido diagnosticadas con dengue en Taiwán.
Ya hubo estudios anteriores que habían sugerido que ciertas personas pueden experimentar dolores de cabeza continuos, erupciones cutáneas y fatiga crónica mucho más allá de la fase aguda de la enfermedad. Pero el nuevo trabajo se enfocó en la salud mental.
“Es importante señalar que estos síntomas prolongados pueden contribuir a la aparición de estados depresivos a largo plazo tras la infección”, afirmó el equipo del doctor Hsin-I Shih, de la Universidad Nacional Cheng Kung de Tainan, en Taiwán, que hizo el estudio.
Los investigadores analizaron las historias clínicas de 45.334 pacientes de dengue y, a modo de comparación, de 226.670 pacientes que no habían padecido dengue.
Entre 2002 y 2015, los investigadores examinaron si los pacientes con dengue eran más propensos a desarrollar ansiedad, trastornos depresivos y trastornos del sueño en distintos momentos tras la infección.
Para ayudar a tener en cuenta otros factores que podrían influir en la salud mental, los pacientes con dengue se agruparon con pacientes sin dengue demográficamente similares para el análisis estadístico.
Al analizar los datos, se encontró que los pacientes con dengue tenían una mayor probabilidad de desarrollar un cuadro depresivo en diferentes períodos, incluidos menos de tres meses, de tres a doce meses y más de doce meses después de la infección.
Los trastornos del sueño sólo fueron elevados entre los tres y los 12 meses posteriores a la infección, y no se observó un riesgo elevado de ansiedad.
Al examinar más detenidamente los casos de pacientes con dengue grave que requirió hospitalización, los investigadores detectaron un riesgo elevado de trastornos de ansiedad en los tres primeros meses de la infección, así como un riesgo elevado de problemas del sueño en los 12 primeros meses. Este subgrupo también presentaba un riesgo alto de depresión en todos los plazos.
Los autores comentaron: “Este estudio pone de relieve una asociación significativa entre el dengue y un riesgo elevado de depresión tanto a corto como a largo plazo, lo que subraya la necesidad de seguir investigando las repercusiones de la infección por dengue en la salud mental”.
Qué implican los resultados para América Latina
Diferentes expertos señalan que los hallazgos del estudio pueden ser una señal de alerta para América Latina.
Desde Ciudad de México, el doctor en bienestar social Pablo Gaitán Rossi, director del Instituto de Investigaciones para el Desarrollo con Equidad (EQUIDE), comentó: “los resultados del estudio indican que los sistemas de salud de América Latina deberían prepararse más para atender más casos de personas con trastornos de salud mental, como la depresión. La infección por dengue puede ser uno de los detonantes como también lo ha sido el COVID-19, el desempleo creciente o el endeudamiento de las personas”.
Gaitán Rossi enfatizó que el avance del dengue en la región es una consecuencia del cambio climático que sufre el planeta, como consecuencia de actividades humanas. “El cambio climático puede tener efectos como la expansión de las poblaciones de mosquitos que transmiten el virus de dengue o diferentes desastres, como más inundaciones y más olas de calor. Sin dudas, es importante considerar más que esos efectos del cambio climático tienen a su vez impacto en la salud mental. Sería importante hacer más vigilancia para el diagnóstico temprano”, precisó.
En tanto, Yasna Palmeiro Silva, enfermera, magister en salud pública, doctora en salud global e investigadora del grupo Lancet Countdown Latinoamérica, que publicó un reporte sobre el impacto del clima en la salud durante el año pasado, sostuvo: “La salud mental en América Latina aún es un área que está pendiente. Todavía tenemos brechas importantes respecto a la cobertura y al acceso a los servicios de salud mental. Pero poco a poco estamos siendo más conscientes de la importancia de la salud mental para el desarrollo de sociedades prósperas”.
En relación al impacto del cambio climático en la salud mental, “aún no tenemos claridad de la magnitud y los principales problemas. Sabemos que el cambio climático está siendo muy disruptivo para la salud mental y bienestar de la población, en especial de quienes se ven directamente afectados por ciclones, inundaciones, incendios, y olas de calor. Sin embargo, la sistematicidad de la evaluación de los impactos es muy limitada”, agregó la especialista, quien es también investigadora en el Centro de Políticas Públicas de la Pontificia Universidad Católica de Chile.
Con respecto a la infección transmitida por mosquitos, Palmeiro Silva mencionó que “los brotes de dengue en la región se relacionan a dos fenómenos climáticos principalmente: el cambio climático inducido por actividades humanas y al fenómeno de El Niño. Sabemos que el dengue puede llegar a ser fatal en algunas personas, pero nuestros sistemas de vigilancia de salud pública aún no han sido capaces de evaluar o vigilar sistemáticamente resultados en salud menos fatales, como lo son los impactos en salud mental”.
El cambio en el clima está cambiando los nichos ecológicos de los mosquitos que transmiten el virus del dengue. “Impone diversos desafíos tanto para los servicios que responden a las enfermedades infecciosas como para servicios de salud mental”, acotó.
“El cambio climático y el dengue nos están mostrando las debilidades de nuestros sistemas para proteger la salud física y mental de las poblaciones en América Latina”, consideró. Destacó que los servicios de salud mental de la región requieren hoy de un fuerte apoyo estructural, de gestión y financiero para que puedan ampliar la cobertura. Mencionó que también las condiciones sociales, de confianza y cohesión social, pobreza, inseguridad, entre otros factores, están impactando en la salud mental de la población.
Desde Colombia, Alfonso Rodríguez Morales, presidente de la Sociedad Latinoamericana de Medicina del Viajero, comentó tras leer el nuevo estudio: “Los resultados muestran que hay que considerar más que las diferentes enfermedades infecciosas pueden tener consecuencias en la esfera de la salud mental. Ya se han encontrado evidencias de casos de Chikungunya y zika asociados a secuelas de ansiedad y depresión. También ha ocurrido con COVID-19. Se debería investigar más el impacto del dengue en la salud mental de América Latina”.
Qué hacer cuando se tienen síntomas de depresión
Ante los síntomas de depresión, la Organización Panamericana de la Salud (OPS) recomienda:
- Solicite ayuda profesional. Hablar con un profesional sanitario local o con su médico de cabecera es un buen punto de partida
- Recuerde que puede sentirse mejor si recibe la ayuda adecuada
- Siga realizando las actividades que le gustaban cuando se encontraba bien
- No se aísle. Mantenga el contacto con familiares y amigos
- Haga ejercicio regularmente, aunque se trate de un pequeño paseo
- Mantenga hábitos regulares de alimentación y sueño
- Acepte que puede tener depresión y ajuste sus expectativas. Tal vez no pueda llevar a cabo todo lo que solía hacer
- Evite o limite la ingesta de alcohol y absténgase de consumir drogas ilícitas, ya que estos productos pueden empeorar la depresión