La ex presidenta pasó de querer condicionar la decisión del Gobernador a dar una señal para buscar la unidad.
El mensaje por redes sociales que Cristina Kirchner publicó en las últimas horas fue, ante todo, un gesto para bajar el nivel de tensión con el que convivía el peronismo bonaerense desde hace largos meses. También, para ponerle un punto final a las fricciones incesantes para definir el proceso electoral en la provincia.
En el cristinismo había dirigentes que insistían con la idea de que las elecciones debían ser concurrentes. Mantenían presente el reclamo, apoyado sobre los proyectos que estaban flotando en las dos cámaras de la Legislatura. Esto ocurría pese a que Kicillof ya había tomado la decisión, vía decreto, de desdoblar la elección.
La ex presidenta decidió bajar la guardia como señal de diálogo. Le pidió a dos legisladores de confianza, como Teresa García y Facundo Tignanelli, que saquen de circulación los proyectos que impulsaban la elección concurrente, y pidió apoyar la iniciativa del Gobernador para que se suspendan las PASO.
“Fue una suerte de borrón y cuenta nueva. Había que terminar con esta discusión permanente sobre cuándo hacer las elecciones. Hay que dejar de hablar de nosotros”, precisaron en el Instituto Patria. Volver a empezar. O, al menos, intentarlo. La división le abre las puertas del triunfo a la dupla Milei-Macri.
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En el kirchnerismo dan por descontado que, pese a la tensión existente entre ambos, sus fuerzas competirán juntas en el terreno bonaerense. La señal de CFK fue para que la división del peronismo bonaerense no se profundice pero, al mismo tiempo, y escondido detrás del largo mensaje en las redes sociales, la ex mandataria aceptó que el cristinismo debía frenar la avanzada contra el Gobernador.
Más allá de las intenciones, no tenían el número suficiente para poder llegar a los 2/3 necesarios para aprobar los proyectos. Había una limitación.
En el esquema político de la presidenta del PJ Nacional sostienen que lo importante en esta instancia es “cortar con la interna” y “enfocarse en el armado de una campaña electoral”. Más allá de los posicionamientos de cada uno, la hoja de ruta del peronismo está tomando forma y las posibilidades de un quiebre profundo comienzan a despejarse. El kirchnerismo está dividido pero todavía les resta algunas dosis de pragmatismo.
“La carta fue agresiva. Pero, más allá de eso, lo que primó fue la cordura. No tenía ningún sentido seguir enfrentando la decisión del desdoblamiento”, reflexionó uno de los principales dirigentes del Movimiento Derecho al Futuro (MDF), el espacio que lidera Kicillof y donde dan por descontado que las fricciones con el cristinismo seguirán en forma permanente.
En ese esquema político son cautelosos respecto a los movimientos de armado de CFK. “Primero que voten”, sostuvo un dirigente importante del kicillofismo. La semana pasada CFK le bajó a sus dirigentes más cercanos una línea clara. “Hay que negociar la unidad dentro del marco de Unión por la Patria (UP)”. Todos adentro. Un paso ideal donde se pretende ordenar las diferencias son las PASO.
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En el cristinismo aseguran que CFK suele cumplir con lo que dice, por lo que lo más probable es que compita como candidata a diputada en la tercera sección electoral. Es decir, que pese a llamar a la unidad del espacio político, mantiene firme la idea de jugar en una elección seccional.
En el Patria advierten que su candidatura sería en una lista de unidad y no en una competencia interna, ya que la ex mandataria le pidió a sus legisladores que apoyen la suspensión de las PASO. Ambas elecciones, la de septiembre y la de octubre, van a estar nacionalizadas. La diferencia sustancial es que en la segunda el peronismo se juega seguir siendo la primera minoría en el Congreso de la Nación.
Cristina va a ser candidata. Es más probable que lo sea por la tercera sección a que se convierta en la cabeza de lista de los candidatos a diputados nacionales por la provincia de Buenos Aires. Lo propio podría hacer Sergio Massa, quien podría ocupar la cabeza de la lista de senadores en la primera sección electoral.
Si ambos líderes saltan a la cancha, el desafío de Kicillof es ver cómo tener representación en las listas de las dos secciones electorales más importantes, y cómo pararse arriba de una campaña en la que podrían estar presentes CFK y Massa.
CFK y Kicillof siguen sin hablarse. El diálogo es a través de terceros, por gestos políticos o por respuetas públicas. Con ese telón de fondo, el peronismo bonaerense intentará ordenarse para no perder peso en la provincia más poblada del país.