En el marco de la causa conocida como “Vialidad”. La ex mandataria está acusada de favorecer al empresario Lázaro Báez en Santa Cruz.
La vicepresidente electa, Cristina Fernández, se presentó a declarar hoy en los tribunales federales de Comodoro Py, por la causa conocida como “Vialidad”, que la tiene a ella y al empresario Lázaro Báez como principales acusados.
La ex mandataria está siendo investigada por presuntamente haber direccionado el otorgamiento de contratos de obra pública durante el gobierno kirchnerista en favor del empresario Lázaro Báez.
Cristina declaró durante un poco más de tres horas ante el Tribunal Oral Federal 2, y aseguró que el motivo del juicio es porque “había que condenar a un gobierno, al que desendeudó al país”.
“Este es un tribunal del lawfare, que seguramente tiene la condena escrita. A mí me absolvió la historia. Y a ustedes seguramente los va a condenar la historia”, sentenció la ex presidente.
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Cristina utilizó muchas veces el término lawfare, haciendo referencia a lo que ella misma definió como “perseguir a dirigentes políticos“.
“Todo este proceso es lawfare, se publicitan cosas que no ocurrieron para conformar una opinión pública, para que los jueces no tengan más que condenar”, argumentó.
“No soy abogada penal, pero nunca en mi vida escuché un guión en lugar de una acusación fiscal”, apuntó Fernández.
Toda su declaración se basó en el mismo concepto de “guerra jurídica” que, según ella se trata de un plan ideado por el gobierno saliente, planeado con el auxilio invalorable del aparato judicial“.
Uno de los momentos más tensos de la declaración fue cuando Cristina señaló a Alberto Fernández, presidente electo y su compañero de fórmula en las últimas elecciones presidenciales.
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“El responsable en materia administrativa y penal es el jefe de gabinete porque es quien ejecuta el presupuesto de la Nación argentina. Van a tener un problema porque van a tener que citar al Presidente de la República. Pero será interesante escuchar lo que tiene para decirles”, dijo la expresidenta.
Sobre el final, se refirió a su vínculo con Lázaro Báez: “No soy amiga de Lázaro Báez, nunca fui amiga. Pero no voy a tolerar que se diga que porque alguien es amigo de alguien hay que condenarlo, eso pasaba en la dictadura, que porque aparecías en la agenda de alguien te desaparecían”.
En una exposición plagada de ironías y con momentos de furia en los que alzó la voz y hasta golpeó la mesa, la ex mandataria cerró su declaración sin responder preguntas del tribunal y de la fiscalía.
Fuente: Télam