Un lustro después de la desaparición física del reconocido fiscal federal, la justicia aún no define las circunstancias de su fallecimiento, en una causa que divide a la opinión pública atravesada por la grieta.
El domingo 18 de enero de 2015 el país volvía a conmoverse con un hecho que hasta el día de hoy sigue dejando pocas certezas y muchas dudas: el fallecimiento del fiscal federal Alberto Nisman, quien fue hallado muerto con un disparo en la cabeza en su departamento de la zona de Puerto Madero, y todavía se desconocen las causales reales de su muerte.
La figura de Nisman fue creciendo con el paso de los años y su “caso” emblema fue el atentado de la AMIA, ocurrido el 18 de julio de 1994 con un saldo de 85 muertos y cientos de heridos de diversa gravedad. En efecto, en principio formó parte de un grupo de fiscales que investigó la causa y años más tarde, hizo lo propio por el tema del Memorándum de entendimiento Argentina–Irán, causa que lo tenía trabajando hasta el momento de su muerte.
Aquella semana de enero de 2015, el fiscal se había encargado de anticipar a los medios que el lunes 19 de ese mes, se presentaría en el Congreso nacional junto a las diputadas por ese entonces, Patricia Bullrich y Laura Alonso, para presentar y ampliar la denuncia contra funcionarios del gobierno de Cristina Kirchner por el Memorándum firmado entre ambas naciones. Sin embargo, la muerte del fiscal abrió un abanico de conjeturas e hipótesis que todavía circulan en la sociedad.
¿Cómo lo encontraron?
En cuanto al deceso de Nisman, fue confirmado en la noche del domingo 18 de enero de 2015, cuando después de varias llamadas, mensajes de textos y de voz, dejados por diversas personas que intentaban mantener una comunicación con el funcionario judicial, y que no recibieron nunca una respuesta, derivó en la visita de la madre del fiscal, Sara Garfunkel, junto a un cerrajero y otras personas, para ver qué había ocurrido. Ellos finalmente ingresaron en el departamento del edificio Torre Boulevard del Complejo “Torres Le Parc”.
Cuando pudieron entrar al baño del inmueble, se encontraron con el cuerpo de Nisman yaciendo en el suelo con un disparo en la cabeza, la pistola Bersa calibre 22 y el casquillo del proyectil. Más tarde, se supo que el arma pertenecía a uno de sus ayudantes, el técnico informático Diego Lagomarsino, quien se la prestó al fiscal federal porque éste se la había pedido por seguridad, debido a que según declaró Lagomarsino, le había dicho en su momento que “había recibido varias amenazas contra su vida y la de su familia”.
Conocida la noticia, los rumores en la opinión pública iban desde un posible suicidio, inducción al mismo o el homicidio, entre otros conjeturas que se fueron tejiendo con el correr de las semanas. La investigación quedó a cargo de la fiscal Viviana Fein, quien hizo pasar por los Tribunales de la calle Tucumán a custodios, funcionarios, la ex mujer de Nisman, Sandra Arroyo Salgado, y la madre del funcionario muerto, Garfunkel, pero la causa cayó en una especie de pantano y nunca pudo avanzar hasta hoy, a pesar de pasar por varias manos.
Los restos de Nisman fueron llevados al Cementario Israelita de La Tablada, en cercanías de aquellos fallecidos por al atentado a la AMIA, y en donde cada 18 de enero recibe su homenaje por parte de la colectividad judía. En tiempos en los que la famosa y triste grieta atravesaba con fuerza la sociedad, su figura se convirtió en una suerte de emblema para algunos sectores que descreen de la hipótesis de suicidio y que encabezaron varias marchas para pedir el esclarecimiento del hecho.
Aquellos masivos y pacíficos encuentros contaron con la presencia de figuras del escenario político nacional y familiares de Nisman como su madre, ex mujer y sus hijas.
Se realizaron todo tipo de estudios como pericias hematológicas, informáticas, químicas, rastros de deflagración, entre otras, en una primera etapa, comandadas por el Cuerpo Médico Forense y la Policía Federal, pero como los resultados parecieron no darle certezas a la justicia, el fiscal federal Eduardo Taiano (responsable de la investigación del caso) resolvió en 2017 que sea la Gendarmería Nacional la que realice otra vez las pericias, que arrojaron resultados distintos a las primeras, con lo cual el caso sigue siendo una incógnita y parece no haber avanzado con el paso de los años.
La muerte del fiscal hoy
¿Cómo está la investigación cinco años después? Lagomarsino se encuentra procesado y a la espera de un juicio oral y público, aunque no es el único ya que los custodios a cargo de cuidar a Nisman el día que falleció, también se encuentran en la misma posición. Lo llamativo es que a cinco años de la muerte del funcionario judicial, el caso parece estar trabado y sin un rumbo preciso.