Un estudio detectó sustancias tóxicas en nuestro Río Salado

Un estudio detectó sustancias tóxicas en nuestro Río Salado

Fue elaborado por investigadores del INTA, la Unsam y la UNL es el primero en reportar un número tan alto de biocidas en la cuenca.

Un estudio de laboratorio del INTA y las universidades Unsam junto a la UNL confirmaron la presencia de 30 agroquímicos y metales pesados en la cuenca del río Salado, en Santa Fe, también conocido como Salado del Norte.

El informe lleva el nombre de “Calidad ambiental y ecotoxicidad de sedimentos de la cuenca baja del río Salado sobre larvas de anfibios”, y fue recientemente publicado por la revista internacional Science Direct.

Sobre la investigación, se llegó a la conclusión de que la actividad agrícola es “la principal fuente de contaminación” por el uso masivo de plaguicidas, ya que luego de su aplicación en las zonas agrícolas “son transportados hasta los ecosistemas acuáticos”. 

En cuanto a los resultados de laboratorios, se encontró clorpirifós (prohibido en Estados Unidos y la Unión Europea), diazinón, glifosato y su metabolito (ácido aminometilfosfónico, AMPA), acetoclor y atrazina.  Además de los pesticidas detectados como rastros de carbofurano e imazapir, los más peligrosos para los organismos acuáticos al estar clasificados como Clase I (Altamente Tóxicos).

El informe señala que los contaminantes en los sedimentos amenazan la vida acuática debido a la acumulación potencial durante largos períodos, y en muchos casos “se encuentran por encima de los límites aceptados por las normas internacionales”.

Y remarcan que la gran variedad de agroquímicos detectados indica su presencia generalizada en el agua y los  sedimentos de esta Cuenca donde “el riesgo de exposición crónica de los organismos vivos a las mezclas de biocidas es inevitable”. Los metales pesados que se encontraron fueron cromo, cobre y hierro, provenientes de actividades industriales, en cantidades elevadas y persistentes por la falta de controles.

El estudio responde a un trabajo multidisciplinario a cargo de un equipo diverso integrado por Ana Paula Cuzziol Boccioni, Paola Peltzer y Rafael Lajmanovich, del laboratorio de Ecotoxicología de la Facultad de Bioquímica y Ciencias Biológicas de la Universidad Nacional del Litoral (UNL); Julieta Peluso y Carolina Aronzon pertenecientes al Instituto de Investigación e Ingeniería Ambiental de la Universidad de San Martín (Unsam); y la doctora Virginia Aparicio del INTA, referente en el análisis de plaguicidas.

Lajmanovich es investigador principal del Conicet y profesor titular de la Cátedra de Ecotoxicología de la UNL que hace más de veinte años estudia los efectos de los agrotóxicos en la fauna silvestre y el impacto de las fumigaciones en los cultivos transgénicos cercanos a cursos de agua y ríos.

“A partir de lo que fue Andrés Carrasco para la ciencia argentina o para algunos de nosotros, hay todo un movimiento de científicos que está tratando de estudiar las implicancias del modelo agropecuario en el ambiente y la salud  con el fin de aportar pruebas y evidencias para que de alguna manera se intente cambiar el actual modelo productivo a uno no tan contaminante”, dijo en Sol Play 91.5.