En una nueva señal del endurecimiento del régimen, pese a sus promesas iniciales, ordenaron a las mujeres usar un hiyab para tomar un taxi. Los conductores también recibieron una nueva orientación moral sobre cómo comportarse y lucir.
Los talibanes que gobiernan Afganistán anunciaron que las mujeres que quieran viajar distancias mayores a los 70 kilómetros deberán hacerlo acompañadas por un hombre de su familia cercana.
La recomendación, emitida por el Ministerio de la Promoción de la Virtud y la Prevención del Vicio, pide también a los conductores de taxis que acepten mujeres en sus vehículos sólo si llevan “velo islámico” (hiyab).
“Las mujeres que viajen más de 45 millas (72 km) no pueden realizar el viaje si no están acompañadas por un miembro cercano de la familia”, declaró un portavoz del Ministerio, quien precisó que el acompañante debe ser un hombre.
La advertencia del ministerio también insta a los conductores, presumiblemente hombres, a dejarse largas barbas y hacer una pausa para orar. Además, el panfleto dice que deben abstenerse de tocar música, que los talibanes consideran no islámica, en sus vehículos.
“Vemos cada día un poco más quiénes son de verdad los talibanes, cuáles son sus puntos de vista en materia de derechos de las mujeres, y es una imagen muy, muy oscura”, dijo Heather Barr, de la ONG Human Rights Watch. “Esta nueva orden va sobre todo (…) más lejos en convertir a las mujeres en prisioneras”.
Haroun Rahimi, profesor de una universidad afgana, criticó las órdenes de los talibanes en declaraciones a DW. Dijo que ahora se pedía a los taxistas que vigilaran los cuerpos de las mujeres y su movilidad y agregó que el decreto creaba oportunidades para acosar a las mujeres y haría que los espacios públicos fueran menos seguros para ellas.
Desde su llegada al poder en agosto, los talibanes impusieron diversas restricciones a las mujeres y niñas, a pesar de las promesas iniciales de que su régimen sería menos estricto que el primero, que se extendió entre 1996 y2001. En esos años, los talibanes obligaron a las mujeres a llevar el burka y estas podían salir de casa acompañadas por un hombre y no se les permitía trabajar ni estudiar.
Cuando regresaron al poder en agosto pasado, los talibanes, que necesitan el reconocimiento de la comunidad internacional y la ayuda humanitaria, dijeron que serían más abiertos que durante su anterior etapa, aunque las medidas adoptadas están lejos de las promesas.
El respeto de los derechos de las mujeres es una de las condiciones impuestas por los donantes internacionales para que regrese la ayuda humanitaria a Afganistán, justo cuando la ONU teme una “avalancha de hambre”, ya que considera que 22 de los cerca de 40 millones de afganos pueden sufrir una ausencia “aguda” de alimento este invierno.
El Ministerio, que se convirtió en sinónimo de abusos atroces la última vez que los talibanes gobernaron Afganistán en la década de 1990, también fijó otras medidas, como la prohibición de escuchar música en los vehículos y de la difusión de “telenovelas y culebrones con mujeres”, y pidió a las cadenas de TV que se aseguraran de que las periodistas utilizaran siempre el velo islámico.