La cifra de fallecidos superó los 1.500. El país concentra actualmente la mayor cantidad de enfermos del mundo.
La cantidad de casos positivos de coronavirus en Estados Unidos superó los 100.000 y ya hay más de 1.500 muertes en el país. Las cifras se desprenden del sitio web de la universidad Johns Hopkins, que provee estadísticas constantemente actualizadas a nivel global.
Estados Unidos concentra actualmente la mayor cantidad de enfermos de COVID-19 y se encuentra en el sexto lugar de la lúgubre lista de decesos, por detrás de Italia, España, China, Irán y Francia.
Cuando Estados Unidos país sobrepasó a China como aquel con más casos, el presidente Donald Trump aseguró que la estadística era consecuencia de la cantidad de tests realizados en el país y, en paralelo, puso en duda aquellas brindadas por el gigante asiático, asegurando que no hay manera de saber si estas son fidedignas.
La mayoría de las muertes se registran actualmente en el estado de Nueva York, que se ha convertido en el centro de la epidemia estadounidense. Según el balance del viernes, el total de casos positivos asciende a 44.635 -7.737 más que el día anterior- mientras que la cantidad de muertos asciende a 519.
Si Nueva York fuera comparado como un país, ocuparía ahora el sexto lugar del mundo en número de contagios. El estado norteamericano es, con diferencia, el más afectado del país, y Cuomo ha avisado de que el virus ya ha entrado en una fase de crecimiento “exponencial” que tardará “un mínimo de 21 días en alcanzar su apogeo”.
La Cámara de Representantes del Congreso de Estados Unidos ha aprobado este viernes el mayor paquete de estímulos de emergencia de la historia del país, valorado en dos billones de dólares, para sustentar la economía norteamericana frente al impacto de la epidemia. La ley fue aprobada por el presidente Trump horas después.
Este conjunto de ayudas pretende abarcar todos los eslabones de la cadena económica nacional, desde empresas a trabajadores, que recibirán un cheque directo por el salario perdido durante la cuarentena y una ampliación de los beneficios por desempleo. Las compañías norteamericanas recibirán, en principio, una asistencia especial valorada en unos 500.000 millones de dólares.
“Ninguna partida económica es perfecta”, ha declarado la líder demócrata en la Cámara de Representantes, Nancy Pelosi, “pero ésta, por lo menos, parece suficiente”.
El voto ha salido adelante a pesar de la oposición de un congresista republicano, Thomas Massie, quien intentó forzar una votación presencial -lo que habría ralentizado significativamente las negociaciones- al entender que demócratas y republicanos se estaban saltando las restricciones impuestas para un voto de semejante envergadura.
En su cuenta de Twitter, Massie acusó tanto a Pelosi como al líder republicano en minoría de la cámara, Kevin McCarthuy, de “paralizar un voto presencial”. “De lo único que quieren aislarse es de su responsabilidad”, lamentó el congresista por Kentucky.