El primero y único duelo previsto entre los candidatos a vicepresidente antes de las elecciones del 3 de noviembre, fue un contraste al caótico encuentro del 29 de septiembre entre Trump y Biden.
Tanto el vicepresidente y candidato a la reelección, Mike Pence, como su rival demócrata, la senadora Kamala Harris, demostraron en la noche del miércoles en el primer y único debate de los vices de la campaña estadounidense que son más articulados y capaces de presentar y defender las propuestas políticas que sus compañeros de fórmula.
El tradicional debate entre los candidatos a vicepresidente en Estados Unidos sumó esta vez el componente de que el presidente Donald Trump está contagiado por coronavirus, y que no importa quién gane en noviembre, será uno de los presidentes más viejos de la historia del país: el actual mandatario tiene 74 años, Biden, 77.
Hubo ataques, acusaciones e interrupciones, pero todo se mantuvo muy cordial y organizado, un claro contraste con el primer debate presidencial que protagonizaron Trump y el candidato opositor Joe Biden la semana pasada.
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Con mucha civilidad, ambos esquivaron temas incómodos como la edad de sus compañeros de fórmula y el hecho que ninguno publicó sus historias médicas, y también evitaron responder qué harían si la elección termina con una de las campañas no reconociendo el resultado.
El debate se realizó en la Universidad de Utah, en la ciudad de Salt Lake, con muy poco público en el auditorio, todos separados según las medidas de distanciamiento social y con tapabocas, esta vez un requisito obligatorio.
La moderadora de esta jornada fue la periodista del diario USA Today Susan Page y los dos candidatos estuvieron separados por dos mamparas transparentes, para evitar cualquier posible contagio.