Sebastián Piñera, presidente de Chile decretó Estado de Emergencia y cedió el control de Santiago a los militares. Los incidentes se generan tras la suba del metro.
El presidente de Chile, Sebastián Piñera, confirmó durante la madrugada del sábado que el Gobierno decretó el estado de emergencia en Santiago, tras las fuertes protestas desatadas en la capital contra la subida del precio del billete del metro.
Los incidentes habían comenzado por la mañana en distintas estaciones del subte pero tras la clausura del servicio se trasladaron a las calles. La decisión llegó después de que los manifestantes incendiaran el edificio de Enel, la empresa de distribución eléctrica controlada por el mismo grupo empresario que en la Argentina tiene a Edesur.
El decreto implica suspender algunos derechos ciudadanos en virtud de la defensa o seguridad nacional y las zonas designadas estarán bajo la dependencia del General de División del Ejército Javier Iturriaga del Campo.
“El objetivo de este Estado de Emergencia es muy simple, pero muy profundo: asegurar el orden público, asegurar la tranquilidad de los habitantes de la ciudad de Santiago, proteger los bienes tanto públicos como privados y, por sobre todo, garantizar los derechos de todos y cada uno de nuestros compatriotas“, remarcó el presidente ante la prensa en el Palacio de La Moneda.
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— Sebastian Piñera (@sebastianpinera) October 19, 2019
Convocan a un diálogo
Luego de decretar el Estado de Emergencia, el mandatario dijo que “en los próximos días convocaremos a un diálogo transversal para poder atenuar y aliviar la situación de nuestros compatriotas afectados por alza del Metro”.
El presidente llegó a tomar esta decisión debido a la intensidad de los disturbios que marcaron la tarde noche del viernes, con incendios en cinco estaciones de Metro (Subte) y cuatro buses de transporte público, múltiples barricadas en distintos puntos de la ciudad y el incendio de un edificio de la empresa de distribución eléctrica de Santiago, que implicó la intensa labor de bomberos y carabineros para controlar la situación.
Adicionalmente y de forma espontánea en casi todas las comunas de la capital chilena, vecinos salieron de sus casas para realizar cacerolazos pacíficos, que contrastaban con los actos vandálicos en el Metro y otros puntos de la ciudad.
La jornada de violencia y disturbios estuvo precedida por días de intensas manifestaciones denominadas “Evasión Masiva”, en donde cientos de personas, en su mayoría estudiantes secundarios y universitarios, saltaban los molinetes para evadir el pago, lo que fue derivó en la acción de personal de seguridad y carabineros.
Estas acciones llevaron una mayor intensidad a las acciones de los manifestantes, que terminaron rompiendo infraestructura del transporte subterráneo, tasada en unos 500 millones de pesos chilenos (unos 700.000 dólares).
Debido a la acción de los manifestantes en múltiples estaciones del transporte subterráneo, la directiva del Metro decidió cerrar el viernes todas las líneas para evitar más destrozos.
La situación llegó a tal punto que la Asociación Nacional de Fútbol Profesional decidió suspender los partidos de fútbol profesional de este fin de semana en la Región Metropolitana.