¡No va más!: cuatro señales que indican que tenés que cambiar tu celu

¡No va más!: cuatro señales que indican que tenés que cambiar tu celu

Al utilizar tu smartphone, existen signos claros que evidencian el desgaste en su capacidad operativa. ¡Descubrí si tu teléfono cumple con algunas!

Según los expertos en tecnología, existen cuatro signos claros de que tu teléfono dejó de cumplir con lo esencial y se volvió obsoleto por lo que ya sería momento de cambiarlo por otro dispositivo:

La batería ya no te acompaña las 24 horas

Uno de los indicios más evidentes es la pérdida de autonomía. Si tu celular requiere varias cargas a lo largo del día, incluso después de haberlo cargado por completo durante la noche, el problema es grave y no tiene una solución simple. Las baterías de litio tienen una vida útil limitada y pierden capacidad de forma irreversible con el tiempo. Cuando tu teléfono se convierte en una extensión del cargador, es hora de considerar un reemplazo.

Se puso demasiado lento

Si abrir una aplicación, chequear el mail o sacar una foto se transforma en una odisea. O si tu teléfono se congela, no responde al tacto o tarda varios segundos en ejecutar tareas simples, no es un mal día del sistema operativo. Su rendimiento suele bajar por el desgaste de sus componentes internos y las crecientes exigencias de las aplicaciones actuales.

Muchas veces, liberar memoria o cerrar procesos en segundo plano mejora la situación, pero si no es el caso, el problema es estructural. La pérdida de rendimiento, un sistema desactualizado y la falta de espacio son señales frecuentes de que tu dispositivo ya no está a la altura del presente digital.


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Ya no recibe actualizaciones

Cada año, los fabricantes lanzan nuevas versiones del sistema operativo y parches de seguridad para corregir errores, mejorar funciones y proteger tu privacidad. Si tu dispositivo dejó de recibir estas actualizaciones, no solo te estás perdiendo mejoras importantes, sino que también te exponés a vulnerabilidades.

La ausencia de soporte técnico lo convierte en un aparato obsoleto, sin capacidad para adaptarse a las nuevas condiciones del entorno digital.

Las aplicaciones no funcionan como deberían

Más allá del valor afectivo, un teléfono sin soporte y sin la capacidad de respuesta de antes se convierte en una fuente constante de limitaciones. Las aplicaciones más populares requieren versiones recientes de software y una cierta capacidad de procesamiento.