Gustavo Sofovich y una entrevista movilizadora: “La cocaína me robó 30 años de vida”

Gustavo Sofovich y una entrevista movilizadora: “La cocaína me robó 30 años de vida”

El productor televisivo habló de sus adicciones y contó cómo pudo salir del consumo de cocaína. “Soy un milagro”, reconoce y advierte: “La droga es todo sufrimiento”.

“La primera vez que tomé tenía 17. Entré con la cocaína y el día que tomé, lo hice por 45 días seguidos. 45 días seguidos, sin poder parar”dijo el hijo del gran Gerardo Sosfovich en una entrevista exclusiva con Luis Novaresio para Infobae.

“Gerardo (Sofovich, su padre) murió ocho días antes de que yo cumpliera un año limpio. Hoy tengo cinco años y ocho días limpio. Estoy limpio”, repite orgulloso, y sigue: “Yo trabajo todos los días de mi vida para estar limpio un día más. Fijate que en la recuperación de un adicto el aire que yo respiro es la recuperación. Mi aire es estar recuperado”.

Gustavo tiene 56 años, dos hijos y numerosos proyectos como productor televisivo. Esas tres cosas, habituales en mucha gente, son una conquista inmensa para alguien que pasó la mitad de su vida tomado por la cocaína y el juego, y muchas veces internado. “De mis 56 años, seis los pasé internado. Hasta estuve internado en el Vaticano por una plaza que consiguió Gerardo”Casi no hace falta repreguntar. Gustavo tiene deseo, potente, de contar.

“Yo soy un milagro. Yo no tengo problemas de alcohol. Tengo problemas de juego. El juego es una lucha que todavía, de vez en cuando, me caga a trompadas. Ponélo así: de vez en cuando me caga a trompadas”, dice. Y se sonríe. Se sonríe mucho, y seduce con una expresión alegre inconfundible. “Hoy me miro al espejo y me sonrío. Me gusto. Estoy orgulloso de mí”.

Gustavo Sofovich estuvo 30 años consumiendo y 30 años solo. Solo de toda soledad“Cuando se acaba la falopa en el plato vos te quedás solo con el plato vacío, temblando. Cuando se acaba la bolsa, el plato, la tarjeta, es cuando no queda nadie, te quedaste vos solo”, sentencia. Inspira profundo. Se acomoda en su sillón y sigue: “En el final, jugaba totalmente drogado, anestesiado, sin darme cuenta de las cantidades de dinero que estaba jugando”.

“¿Qué me sacó la cocaína?”, se pregunta sin necesidad de ser interpelado. “La posibilidad de ver crecer a mis hijos de una forma diferente. Me robó 30 años de mi vida”.

Gustavo se pone incómodo en su lugar. Como si se estuviera obligando a pensar en la forma de sentarse para no escuchar sus ganas de llorar de la emoción. Sus hijos. “Esa mujer y ese hombrecito que son mi orgullo”, dice. “Me estoy regalando todos los días el haber recuperado la dignidad. Que mis amigos me vuelvan a llamar por teléfono. El ser un tipo querido. No había vínculo con mis hijos cuando había drogas hace diez años. No había ningún vínculo. Hoy, lo tengo”.

Gustavo Sofovich es una persona encantadora. Habla de su viejo con admiración (“Daría lo que no tengo por volver a ver a Gerardo, que me vea bien como estoy”), de su trabajo con pasión (”Los formatos de La Peluquería y Polémica están en la tele de la región y pronto volvemos con Polémica, con la conducción de Marcela Tinayre). Habla con deseo. Deseo de vivir, de hacer, de ser. Pero advierte: “Hoy sé quién soy. Hoy sé quién soy. Con la droga no hay camino, no hay nada. La droga es todo sufrimiento”.