El Xeneize venció a la T 5-4 en los penales.
Boca se quedó con su cuarto título de Copa Argentina tras superar a Talleres de Córdoba en los penales, a pesar de una muy floja actuación durante el tiempo regular, al igual que su contrincante, donde no hubo goles. Fue 5-4 final para los dirigidos por Sebastián Battaglia en la definición, quienes así maquillan un año decepcionante. Los cordobeses, en tanto, se quedaron nuevamente en las puertas de levantar un título local, como en la final del Nacional ’77.
Pelotazo va, pelotazo viene. Las patadas los imitan. La final de la Copa Argentina fue, en sus primeros minutos, un concierto de pierna fuerte e incursiones ofensivas que no pasaron de los dos toques. En ese juego, Talleres se mostró más cómodo y dominó las acciones ante un Boca que esperaba que Cardona se ilumine.
Buen resumen de las confusiones de Boca resultó ser una rabona completamente fuera de contexto de Marcos Rojo. El zurdo había dominado con clase una pelota que tocó el cielo y volvió, pero lo trabaron y tuvo que reventar hacia cualquier lado, con la mala suerte de que la misma se iba para el propio córner. Para colmo, cuando intentó dominar de nuevo, se resbaló y tuvo que trabar otra vez con el uruguayo Santos. Herido en su orgullo por el yerro previo, lanzó una rabona contra la línea de fondo directamente hacia el lateral.
Del otro lado, Talleres hizo gala de la pierna fuerte y se quedó con varias divididas, aunque también con las dos primeras tarjetas amarillas del juego. Aunque mandó muchos centros de pelota parada al área de Rossi, lo mejorcito pasó por los embates del colombiano Valoyes, quien en velocidad deja en el camino a más de un xeneize cuando se lo propone.
Fue el propio siete bravo de Talleres quien generó la mejor jugada del primer tiempo. Valoyes recibió en mitad de cancha, tirado contra la derecha, juntó dos marcas, tocó y fue a buscar. Ni Cardona ni Ramírez lo siguieron, así que el colombiano recibió, se dio vuelta y sacó un latigazo desde bien lejos que complicó en exceso a Rossi, quien tuvo a la suerte de su lado ya que le pifió al manotazo y la pelota le dio en el muslo para irse al córner.
Si el primer tiempo tuvo la excusa de los nervios del inicio, propios de una final, la segunda parte se quedó sin justificaciones. Lo de Boca y Talleres pasó de ser desprolijo a muy malo y los arqueros son meros espectadores. Lo del Xeneize, que se hizo de la pelota, por una cuestión táctica: por caso, en varias salidas desde el fondo, los cuatro defensores se paran en línea mientras que no aparece ningún volante en su panorama. La única opción posible entonces es el pelotazo. Por la T, por las imprecisiones de sus futbolistas.
A los 65 minutos, Boca se quedó con uno menos por la segunda amarilla a Ramírez, tras una simulación de Tenaglia que compró el árbitro Herrera, quien alterna constantemente buenos cobros con errores. Poco después, Talleres tuvo la más clara con un centro de Martino a Fértoli, quien apareció solo ante Rossi, pero calculo mal y no pudo conectar.
Boca no arriesgó ni una moneda una vez que se quedó con diez jugadores y Talleres pasó a comandar las acciones, claro que con las limitaciones propias de un equipo que se especializa en lo hecho del otro lado de la cancha. Así las cosas, todo apuntaba a los penales, lo que ambos equipos querían al fin y al cabo. En consecuencia, Battaglia optó por sacar a los colombianos Villa y Fabra (Cardona había salido antes) para no toparse con alguna sorpresa como un penal picado.
En los penales, la diferencia la hizo Rossi, quien se quedó con el disparo de Fértoli, el segundo de la tanda por Talleres. Por Boca anotaron Rojo, Izquierdoz, Pavón, Sández y Salvio, quien marcó el tiro del final. Por Talleres, Retegui, Méndez, Díaz y Santos.