Fue un partido de alto nivel por parte de los dos equipos. Nueva Zelanda pegó primero con un try desde el arranque, pelota al fondo y presión.
Ya no hay palabras que puedan dimensionar ni describir lo que hace este equipo. Sin Tute Osadczuk, sin Marcos Moneta y con Lucho González llorando de dolor e impotencia, debiendo salir en carrito por una lesión que seguramente complicará su futuro, se quedaron con un triunfo tan brillante como inolvidable teniendo a los hombres de negro enfrente, le ganaron la semifinal por 21 a 14 y van por el oro ante Francia desde las 15.26 (hora argentina).
Y tenían enfrente nada menos que a los All Blacks, con todo lo que eso representaba. Con un historial más que negativo en el circuito ya que de 99 partidos jugados Los Pumas 7s solo habían podido vencerlos en 16 y conseguir además una igualdad. Los restantes 82 habían sido derrotas. Pero de los últimos cinco partidos Los Pumas se habían quedado con tres e incluso en el último choque en Singapur de esta año habían obtenido su máxima goleada ante los hombres de negro por 33 a 5. Estaba claro que esta era otra historia, la semifinal del Seven de Madrid, ese que durante el año lo había tenido primero al equipo de Gómez Cora que llegaba invicto en sus tres presentaciones frente a Gran Bretaña, Francia y Australia, mientras que Los All Blacks perdieron con Fiji en el debut para luego conseguir dos victorias trabajadas frente a Sudáfrica e Irlanda.
Fue un partido de alto nivel por parte de los dos equipos. Nueva Zelanda pegó primero con un try desde el arranque, pelota al fondo y presión. El contra ruck argentino fue bueno y zafó en la primera, pero en la segunda apareció Joe Webber y apoyó. La conversión de Andrew Knewstubb puso el 7 a 0 para los All Blacks.
Detrás de eso Los Pumas fueron a buscarlo y Luciano González tuvo que salir lesionado e ingresó Matteo Graziano, “la Garza” tuvo su partido consagratorio, el hombre de Los Matreros entró derecho y apoyó. La conversión de Pellandini puso el empate parcial en 7.
Pero Nueva Zelanda fue por más y volvió a golpear con otro try. Esta vez fueron tres fallas en los tackles argentinos y Moses Leo apoyó debajo de las H y con la conversión de Knewtubb las cosas quedaron para los de negro otra vez por 14 a 7.
La Argentina salió de nuevo a construir desde su juego, Graziano y su nivel superlativo, acompañado por el equipo fueron en busca del empate con la convicción necesaria y así llegó la igualdad con otro try de Graziano. El gol de Pellandini igualó el tanteador para cerrar el primer tiempo empatados en 14 tantos.
Duro, cerrado parejo con los dientes apretados y un solo objetivo llegar a la final. Así salieron a jugar la segunda parte. Había que cuidarse de la presión de los de negro en los contactos y de no cometer errores, pero el partido seguía abierto y sin un dueño.
En la segunda etapa se vio lo mejor. Primero una impresionante corrida de Isgró con la recuperación de una pelota clave en el inicio y luego con el corazón del equipo para dejarlo todo y las conexiones de siempre para doblegar a un Nueva Zelanda que no los dejó jugar nunca en libertad, ensuciando el juego y desde lo físico buscando superar a Los Pumas.
En la mitad de la segunda etapa la Argentina desperdició una ofensiva clave cuando le pescaron a Isgró, pero apareció la convicción, ese creer en sí mismos para superar y así llegó la tercera conquista del pibe de Los Matreros, Otra vez Matteo Graziano vulneró el ingoal de Nueva Zelanda y ante la adversidad, Los Pumas consiguieron pasar al frente por primera vez en busca de otro triunfo heroico. La conversión de Pellandini puso el 21 a 14 sobre Nueva Zelanda. Y ahí hubo que aguantar a puro tackle y corazón, como solo ellos saben hacerlo y lo logaron una vez más. Emocionando a todo el público presente y a quien sigue a los Pumas 7s.
Queda claro que no son los nombres, son los hombres. Si no está uno, aparece otro para dar la talla. Sin Lucho González entró Graziano y se vistió de héroe para coronar una actuación memorable con tres tries y un equipo que nunca se da por vencido y defiende siempre al máximo su reputación como se vio en esta semifinal contra Nueva Zelanda.
La Argentina no para de sorprendernos. Sigue marcando el termómetro del rugby mundial en el seven y dio otro gran paso. Queda la final, pero que más se le puede pedir a este grupo… Son el orgullo nacional, el orgullo Puma, el orgullo celeste y blanco. Ahora, que se venga Francia…