La catarsis de Tevez, el jugador que busca excusas en el pasado para justificar su presente errante

La catarsis de Tevez, el jugador que busca excusas en el pasado para justificar su presente errante

A Carlos Tevez le llegó su hora. La de demostrar de aquí en más que los equivocados fuimos nosotros, y sobre todo Guillermo.




Por Hugo Balassone

Carlitos eligió hacer catarsis. Gritarle al mundo que toleró faltas de respeto, que le trajeron a Mauro Zarate para desplazarlo, y que de haber continuado Barros Schelotto, él se hubiese ido de Boca.

Los futbolistas de la categoría de Tevez pueden reconocerse lejos de su nivel, pero justamente desde sus declaraciones, él induce lo contrario. El sentido de injusticia que sintió cuando era postergado por el mellizo todavía no lo ha revalidado en la cancha.

El caso Tevez, en la valoración de Guillermo, tiene un antes y un después de su partida a China. Ese tiempo estéril desde lo competitivo para la carrera del Carlitos significó un quiebre. En su fútbol, en el amor inconmensurable del hincha, y en la estima de su anterior técnico.

Es necesario reconstruir aquella situación para entender que Tevez, amigo del presidente Daniel Angelici, se convirtió en una bandera política de su gestión. Fue el propio presidente de Boca quien impulsó su vuelta complicando los planes de Barros Schelotto. Pudo éste, con su chapa, oponerse a su vuelta. Es posible. Pero no es sencillo cerrarle la puerta a Tevez.

A Tevez durante el comienzo del 2018 se lo notó sin chispa, sin posibilidades de convertirse en el dueño de un Boca que tuvo un traspié en esa parte del año en la Supercopa Argentina frente a River. Para afrontar las instancias decisivas de la Libertadores, el mellizo eligió incorporar a Mauro Zarate para jugar en su lugar. Mientras, Tevez acompañaba en silencio, siendo recambio en algunas ocasiones.

La historia es conocida por todos. Barros Schelotto ni siquiera afianzó a Zarate, cambió su esquema y Tevez tuvo pocos minutos en la final de Madrid. El técnico pensaba que Tevez ya no le resultaba importante y el jugador creía descabellado que no fuera priorizado por el entrenador.

Con la llegada de Gustavo Alfaro, revive el reinado de Tevez. Las declaraciones del flamante técnico, cargadas de una expectativa que el propio jugador por ahora no puede cumplir, terminan reavivando el debate. Las frases de Alfaro tienen como propósito despertar el fuego sagrado de un grande. Y se aferra al emblema y se protege con él ante el poco crédito con el que arranca su gestión.

Tevez jugó otra vez mal en Rosario. Pide paciencia. Sabe que a Boca le va a costar arrancar. Como a él. Mientras busca excusas en el pasado para justificar su presente errante.