El exentrenador de River y la Selección Argentina sufre un deterioro cognitivo similar al que vivió su papá.
Daniel Passarella se encuentra por estas horas sufriendo las duras secuelas de una enfermedad neurodegenerativa de similares características al ELA.
El exjugador y entrenador de la Selección Argentina, jugador, entrenador y presidente de River, atraviesa una situación por demás compleja, que le provoca una pérdida de tiempo y espacio.
El Kaiser sufre hoy un proceso de deterioro cognitivo similar al que vivió su papá. Sus íntimos aseguran que muy pocas veces sale solo de su casa y que sus únicas actividades en la actualidad son algunos paseos en su Mercedes Benz por las cercanías de la casa de Lomas de San Isidro pero con asistencia, ya que abruptamente puede olvidarse la dirección a la que iba o perder la orientación. O las visitas periódicas a Chacabuco donde desde hace unos años vive su hijo Lucas, detalla Olé.
El menor de los Passarella, de hecho, estaría evaluando regresar a Buenos Aires ya que, por su estado, su papá ya no sólo no puede dirigir nunca más un equipo de fútbol: tampoco administrar los bienes de su propiedad. Si bien si alguno se lo cruzara en la panadería en la que solía juntarse a tomar café con sus amigos o en las calles de su pueblo natal podría no advertir los síntomas, a su alrededor aseguran que hoy son bastante más frecuentes que hace alrededor de tres años, cuando comenzaron a hacerse evidentes.
Aunque en los últimos tiempos se lo vinculó con la posibilidad de entrenar a equipos chinos, qataríes, árabes y hasta en selecciones latinoamericanas, en su entorno más íntimo aseguran que fue más ruido mediático que realidad, ya que en ningún caso hubiese podido asumir la responsabilidad.