Diego y Colón, una historia repleta de encuentros

Diego y Colón, una historia repleta de encuentros

Este 30 de octubre, Maradona cumpliría 65 años. Desde 1976, como jugador de Argentinos, al 2009, como DT de la Selección, la carrera del “10” tuvo un vínculo cercano con Colón: Su regreso a Boca en 1995 y su chance de calzarse la rojinegra en 1998, son algunos de los momentos en que sus caminos se cruzaron.

Si el fútbol tiene alma, en Santa Fe hay un rincón donde todavía se siente su respiración. Allí, entre el murmullo de las tribunas del Brigadier López y la memoria de noches imborrables, vive el recuerdo de Diego Armando Maradona. Hoy, cuando el “Diez” cumpliría 65 años, su nombre vuelve a encender esa llama que nunca se apaga.

El día que el Brigadier se rindió a sus pies

Era el 2 de agosto de 2008 y el cielo santafesino tenía un brillo distinto, pese a que la jornada amaneció desapacible.

Diego volvía a pisar una cancha y Colón era el anfitrión. No importaba que se tratara de un partido exhibición y no de un encuentro oficial, ya que el sólo hecho de verlo entrar al campo alcanzaba para estremecer hasta al más indiferente.

El estadio era una fiesta. Cada toque de Maradona era un viaje al pasado, a la niñez, a la pasión más pura. Aquella noche, Colón y su gente fueron testigos de algo más que un partido: fue un reencuentro entre el pueblo y su ídolo, entre la historia y el mito.

La Selección y una nueva cita con el corazón Sabalero

Menos de un año después, el 20 de mayo de 2009, Diego volvió al Cementerio de los Elefantes, esta vez con la celeste y blanca sobre los hombros.

Diego era el entrenador de la Selección y su presencia transformó otra vez a Santa Fe en una capital del sentimiento, más teniendo en cuenta que aquella noche, cuatro futbolistas de Colón pisaron el Brigadier con la camiseta de Argentina: Diego Pozo, Alexis Ferrero, Sebastián Prediger y Esteban Fuertes.

Miles de personas llenaron el Cementerio de los Elefantes para verlo, para agradecerle, para aplaudirlo. Algunos lo miraban con lágrimas en los ojos, sabiendo que quizá era la última vez que verían al “10” tan cerca.

Colón, testigo y parte de su historia

El vínculo entre Maradona y Colón no se explica solo con fechas o partidos. Se siente. Se recuerda.
Fue Colón el equipo que presenció su regreso a Boca, el 7 de octubre de 1995.

Aquella tarde, La Bombonera fue un hervidero, y el fútbol argentino volvió a latir con fuerza. El post partido será recordado para siembre: El cruce mediático entre Diego y Julio César Toresani, tiempo después compañeros en Boca, quedó grabado a fuego en todos.

Y hubo otra historia, más silenciosa pero igual de poderosa: a fines de los ‘90, cuando Colón soñaba con la Copa Libertadores de 1998, Maradona estuvo más cerca de lo que se cree ponerse la rojinegra.

“Ojalá que Colón clasifique así se da… Dale Colón… Dale Colón…” respondió Diego sobre la chance de ser jugador del club del barrio Centenario con el Profe Córdoba como DT.

Diego y Colón: el hilo invisible del amor al fútbol

Maradona no jugó en Colón, pero su espíritu alguna vez recorrió sus pasillos. Dejó huellas que no se borran, miradas que aún se emocionan al recordarlo, y una historia que se sigue contando cada vez que alguien dice “yo lo vi, yo estuve ahí”.

Hoy, en el día en que el mundo lo celebra, Santa Fe también lo recuerda. Porque Diego fue mucho más que un jugador: fue una emoción colectiva. Y en cada tribuna que lo vio pasar, en cada hincha que gritó su nombre, en cada niño que soñó con ser como él, todavía late su presencia.