El gobernador de Jujuy, Gerardo Morales, calentó la interna opositora y cargó contra el expresidente Mauricio Macri en medio de la disputa por la posible inclusión del gobernador Juan Schiaretti al armado electoral.
La crisis en Juntos por el Cambio sumó este martes un capítulo de alto voltaje por la intervención pública del ex presidente Mauricio Macri, quien cuestionó en duros términos la idea propiciada por Horacio Rodríguez Larreta de sumar al gobernador cordobés Juan Schiaretti y a otros dirigentes peronistas a la coalición.
El gobernador de Jujuy y aliado del jefe de Gobierno porteño, Gerardo Morales, fue el encargado de responder los dichos del ex jefe de Estado. “No hay otra persona en Juntos por el Cambio que tenga mejor relación política y personal con Schiaretti que Macri, pero ahora adopta esta postura para beneficiar a Patricia Bullrich en la interna”, aseguró el mandatario.
Morales recordó que poco tiempo atrás Macri se mostró con Martín Llaryora, actual intendente de la capital y postulante a la Gobernación de Córdoba de la mano de Schiaretti. Esta mañana, el fundador del PRO planteó que el acercamiento con el peronismo propiciado por Rodríguez Larreta representa una falta de respeto para Luis Juez, quien enfrentará a Llaryora el domingo 25 de junio en las elecciones provinciales.
En rigor, la idea de ampliar Juntos por el Cambio llevó a Macri a olvidar momentáneamente las diferencias que mantenía con Juez. Quienes conocen la interna aseguran que hasta la semana pasada no podían ni verse. Hoy recorrerán juntos la provincia. Ahora no sólo los une la contienda electoral: ambos están furiosos con Rodríguez Larreta.
Juez mostró ayer ese enojo al subirse a su auto particular para interrumpir la campaña y viajar casi 8 horas hacia Buenos Aires para sumarse a una reunión a la que no estaba invitado, que se realizó en la sede de la Unión Cívica Radical.
Este medio reveló que en ese encuentro hubo cruces muy fuertes. Morales, también presidente de la UCR, cree que Bullrich envió a la militancia a agredirlo a la calle Alsina. A esa hora, la ex ministra de Seguridad estaba reunida en un hotel cinco estrellas de Mendoza con otros radicales. “El montaje que vi ayer como dueño de casa, no me gustó para nada, no lo acepto, lo rechazo y espero que Patricia repudie la agresión de la cual fui víctima”, dijo. Y redobló: “Ese tipo de protestas son las mismas que hacen quienes piden la libertad de Milagro Sala cuando voy al Conurbano, pero que ahora salga de mi propia fuerza no lo respaldo, por eso le digo a Patricia que baje un cambio y deje de pensar solamente en ella”.
Formalmente ayer se comunicó que no hubo acuerdo en la reunión pero que continuarán las negociaciones para definir si finalmente Schiaretti y José Luis Espert se suman a la coalición. Puertas adentro, el PRO -hoy presidido por un aliado de Bullrich, Federico Angelini– ya anticipó que no avalará el acuerdo y recordó que el reglamento interno prevé unanimidad de criterio para ampliar el espacio.
Morales cree que detrás del rechazo a Espert hay una preocupación política de Bullrich: una postulación presidencial en las PASO del economista liberal podría horadar su intención de voto. En un mano a mano parejo como el que se prevé que tendrá contra Larreta, no hay margen para dejar ningún punto en el camino. Y con respecto a las reglas de Juntos por el Cambio el gobernador radical es más flexible. Dice que esas pautas pueden ser negociadas y modificadas hasta el 14 de junio, día en que deben ser presentados los frentes electorales.
“Lo que ha debilitado a Juntos por el Cambio todo este tiempo es la interna, la actitud de Patricia, con comentarios cada vez más descalificantes, una campaña que no contribuye al espacio y que algunos sectores han venido reivindicando. Son posturas irracionales que plantea el propio Milei; quizás tienen cosas habladas con él con respecto al futuro que viene, yo no lo sé”, aseguró el líder radical a este medio.
¿Hay posibilidad de fractura? Macri reconoció hoy que Juntos por el Cambio está en crisis. En el larretismo por ahora nadie se anima a hablar de un quiebre, pero tampoco lo rechazan de forma rotunda. Ayer en algunas mesas políticas ya se pusieron a garabatear qué podría pasar en una escenario con Larreta y Bullrich compitiendo ya no en las PASO, sino en las elecciones generales de octubre. Cuatro meses en la política argentina son siglos. Igualmente en el peronismo -que mantiene dilemas igual de inquietantes- se afilan los dientes.