Comentario editorial de Martín Sperati.
El día sábado, la Cámara de Diputados realizó una sesión especial en la que se repudió el ataque a la doctora, Cristina Fernández de Kirchner.
La reflexión del fin de semana es que no se aprendió nada.
Por un lado, el grupo de los ofendidos: El PRO se sentó, expuso su postura y se fue. En lugar de escuchar y debatir, como corresponde. Agregaron su cuota de yoismo.
Javier Milei que terminó su ponencia y con postura de guapito los desafío a todos a los gritos y se retiró del recinto.
El Frente de Todos que se solidarizó con Cristina. Sin embargo, sumaron un capítulo más al ah perismo. Ellos son los que exarceban todo. Nosotros no.
En paralelo, los canales de televisión, las editoriales en las radios y en los diarios. Cada uno profundizó más la división. C5N poniendo las caras de los periodistas opositores. Ellos son los que agitan a la ciudadanía, nosotros no.
Por otro lado, Joaquín Morales Solá en la Nación haciendo un minucioso repaso de declaraciones peronistas en las que aparece el odio hacia los opositores. Solá que es uno de los popes de la academia nacional de periodismo. Justo él puso una parte del relato y no todo.
Estamos en un momento bravo. Algunos periodistas y medios de comunicación transformaron el ejercicio del periodismo en un negocio partidario. Les sirve hablarle a su tribuna. Tratan todo el tiempo de amplificar con contundencia aquello que está bien para un sector.
¿Dónde quedó la capacidad de hacer pensar? Es más fácil, más holgazán pararse sobre una postura y defenderla como sea. Eso no es periodismo. Eso es propaganda.
Y eso contribuye a que el ciudadano que escucha, reafirme aquello que le cae en gracia o repudie aquello que no le gusta escuchar. La lógica de las tribunas. Yo tengo más hinchada. Yo canto. Yo no abandono.
Porque uno puede criticar y ser objeto de críticas. Eso es periodismo. Lo que no puede es buscar, a partir de una información, el atajo con réditos propios. Eso no es periodismo. Uno puede interpretar los hechos de determinada manera y es legítimo, lo que no puede es buscar sistemáticamente una misma mirada. Los que eligen esos andariveles, al menos, digan que no están haciendo periodismo. Digan que son parte de una corporación que defiende a ultranza determinados intereses.
¿Porqué? Básicamente porque si sigue ese partido, me voy a beneficiar. No hagan negocios en nombre de la libertad de expresión.
Por eso le pido a la ciudadanía que mire lo que está consumiendo. ¿Me hace pensar? ¿Es crítico de todo o solo de una parte? ¿Qué intereses persigue? ¿Me ayuda a entender la realidad o me adormece con las cosas que eventualmente quiero escuchar?
La palabra duda no está mal. La ciencia lo hace todo el tiempo. Duda. Se interpela, discute y avanza.
Aprendamos a dudar como sociedad. Si un periodista me cuenta solo una parte del discurso y se guarda la otra parte es porque me quiere ocultar parte de los hechos. Me lo está tergiversando. Me quiere hacer creer solo su verdad. Ahí entra en juego la moral, los buenos valores, la ética y el compromiso con la sociedad.
Le pido que no sea parte de eso. No se deje manipular. Mire todo y luego tome posición. Abra los ojos. Mire a su alrededor. Hable, discuta, exija y no venda sus valores por algo o alguien que no vale la pena.