A 20 años de la ley de prescripción por nombre genérico, el país quedó atrás en la región en un modo de fabricar medicamentos que puede favorecer el bolsillo.
Por Irene Hartmann para Diario Clarín
En agosto cumplirá 20 años la ley de prescripción por nombre genérico, cuyo espíritu fue emparejar la competencia de los laboratorios farmacéuticos y ampliar el acceso a productos más económicos, impulsando el uso de medicamentos genéricos en el país.
Sin embargo, este tipo de fármacos ocupa, hoy, menos del 4% del mercado, y según la consultora IQVIA, Argentina está entre los países con medicamentos más caros. Tomando precios de lista, un 35% encima de la media sudamericana.
Frente a estas afirmaciones, los laboratorios apuntan que “nadie paga realmente los precios de lista”. Sin embargo, aun cuando los aumentos requieren autorización del Gobierno (al cierre de esta nota, el Ministerio de Salud no había respondido las consultas de Clarín), varios expertos coinciden en marcar que, por los precios y otros rasgos específicos del circuito farmacéutico local, “lo que pasa en Argentina no ocurre en ningún otro lugar”.
Los que cuestionan el “estado de salud” del mercado farmacológico observan un atraso con respecto a la región, a Estados Unidos y a Europa. Y es que Argentina no tiene prácticamente medicamentos genéricos bioequivalentes.
En el mundo, los “genéricos” son remedios que cumplen dos condiciones: 1) Imitan medicamentos que en su momento “innovaron” pero que pueden ser “copiados” porque su patente venció, y 2) aprobaron una prueba de bioequivalencia, estudio clínico que garantiza la similitud, o más bien, la intercambiabilidad respecto del original-innovad
Aunque el 90% de los medicamentos que se venden en Argentina son “copia” de fármacos con patente expirada, la mayoría de esos productos no fueron evaluados con una prueba de bioequivalencia, que sí se realiza en otros países pero que la ANMAT no exige. Según distintas voces del sector, esa variable traccionaría una contención general en los precios.
En otros países, todas las marcas imprimen en su packaging alguna leyenda que los evidencia como productos “genéricos” o “intercambiables”. Esto no ocurre en Argentina.
Dado que ese estudio prácticamente no se hace en el país, las cajas de los medicamentos “copia” no llevan impresa ninguna leyenda, de modo que la competencia entre marcas termina regida por otras reglas.
Precios de los medicamentos
Una encuesta de abril de la consultora PxQ, que midió el peso de los medicamentos en Argentina y Estados Unidos en base al poder adquisitivo de cada país, mostró que el ibuprofeno de 600 mg pesaba casi cinco veces más sobre el salario local respecto del estadounidense. El paracetamol y la aspirina de 500 mg, entre el doble y el triple. La buscapina de 10 mg, incidía casi cuatro veces más.
Otro estudio, del Centro Estratégico Latinoamericano de Geopolítica (CELAG), de julio de 2021, posicionó a la ciudad de Buenos Aires como una de las urbes más caras en términos de remedios, entre 11 de América latina.
Como se comentaba al comienzo, si la bioequivalencia fuera obligatoria, los medicamentos “copia” tendrían que imprimir en el packaging una leyenda frontal que, a juicio de varios de los consultados, revolucionaría la competencia de los productos de farmacia.
El texto en las cajas de los remedios podría decir, como en Chile, bioequivalente, o como en Brasil y en Perú, medicamento genérico. Ambos países sobreimprimen la frase en una faja amarilla estridente. En Uruguay, un isologo reza medicamento intercambiable. En México, genérico intercambiable.
Precios de mostrador
Considerando que Colina observa que los “precios de mostrador están un poco inflados”, y que para Rubinstein, “el farmacéutico es un mercado totalmente distorsionado” y, por lo tanto, “sería importante conocer los precios de los productos a salida de los laboratorios”, ¿qué sentido tienen los precios de lista, si casi nadie los paga?
Desde CILFA admitieron que los márgenes reales de comercialización son inferiores a los de mostrador “en un 20% menos”, pero observaron que esos montos “dan una referencia transparente a toda la cadena”.
“Queda abierta la puerta para que el quiera venda más barato. Son las reglas de juego de la competencia. En momentos difíciles proliferan las acciones comerciales de laboratorios y droguerías, compitiendo. En otros momentos se vuelve más al precio de referencia”, evaluaron.
Por lo pronto, concluyó un psiquiatra que integró una vieja gestión nacional de Salud, los genéricos ordenarían un poco este complejo escenario: “Si se hiciera bioequivalencia tendríamos una nueva mirada de los laboratorios en los que no confiamos. Yo, al menos, no sugeriría más ciertas marcas al momento de prescribir las recetas médicas”.