Fue la primera vez que los padres Graciela y Silvino fueron al lugar en que su hijo murió asesinado el 18 de enero de 2020.
Los padres de Fernando Baez Sosa visitaron por primera vez el lugar donde fue asesinado su hijo, a dos años del crimen en Villa Gesell. “Cuando llego a este lugar veo la imagen que lo patearon sin piedad. No lo tuvieron compasión, hasta el último momento le dijeron ‘negro de mierda'”, dijo la madre, Graciela, quebrada por el dolor.
En esa esquina, a metros del boliche Le Brique, de donde salía de divertirse Fernando con sus amigos antes de ser asesinado, su padre, Silivino, dijo que “cada día que pasa es peor. Él era todo para nosotros. En este momento, con la fuerza de nuestros amigos, tratamos de seguir adelante. Queremos llegar a una Justicia justa“.
A las 13.30 llegaron al lugar. La madre se acercó a un santuario que se armó con banderas y velas que pedían Justicia por Fernando y pidió que la “acompañen a rezar un poco para que Fernando descanse en paz”. Después comenzaron con el rezo católico “Padre Nuestro”.
“No existe el día en que deje de llorar a mi hijo. Estar en este lugar es muy fuerte, donde estuvo por última vez. Traté de ser fuerte y llegar acá para seguir pidiendo justicia”, dijo Graciela desde el lugar.
Con respecto a la situación de los acusados, Máximo Pablo Thomsen, Ciro Pertossi, Enzo Comelli, Matías Franco Benicelli, Blas Cinalli, Ayrton Michael Viollaz, Lucas Fidel Pertossi y Luciano Pertossi, están con prisión preventiva en la Alcaidía 3 del penal de Melchor Romero. Se espera el comienzo del juicio oral que se atrasó un año por el COVID-19 y la “apretada” agenda de la justicia.
“No lo tuvieron compasión, hasta el último momento le dijeron negro de mierda”, dijo la madre, Graciela.
“Falta un año para el juicio. De acá a un año estaremos presentes para que se haga justicia, mes a mes lo seguiremos pidiendo, es un montón. Espero que podamos estar fuertes para seguir adelante, que es nuestra misión”, dijo Graciela que reclamó un “juicio ejemplar” y pidió una condena perpetua.
Lo que se sabe de los jóvenes es que están en tres celdas y todos los jueves esperan la visita de sus familiares. También disponen de un celular para poder comunicarse con ellos por la pandemia y trascendió que por haberse contagiado de coronavirus pidieron ser trasladados.
“Vino a divertirse con sus amigos, cuesta entender que chicos de su misma edad le hagan eso. Pido justicio por mi hijo”, recordó Graciela.