Esto que se llama peronismo no es más que un espacio utilizado como herramienta de poder

Esto que se llama peronismo no es más que un espacio utilizado como herramienta de poder

Por Martín Sperati

La última vez que lo vieron a solas, Perón cumplía 78 años y recibió a un puñado de diputados justicialistas que le iban a pedir concejos en Olivos. Estaba con un café y una sonrisa: “¿Ustedes me preguntan cómo debemos organizar nuestra fuerza en el Parlamento? Muy simple, pongan a los cuatro mejores oradores adelante para que hablen, los mediocres atrás para que voten y los más grandotes al fondo para que nos defiendan si hay piñas”.

Esta anécdota la contó varias veces el dirigente, Julio Bárbaro que participaba de aquella comitiva de cinco diputados que le llevaban un regalo al General.

Perón estaba ocupadísimo, pero se tomó varias horas para conversar a gusto con ellos. Hacía unos meses, Bárbaro se había cruzado con José Ber Gelbard, ministro de Economía y ex militante del comunismo, y le había preguntado qué le sucedía, porque venía con una expresión contrariada: “Lo fui a ver a Perón y le dije que me estaba pasando algo grave: me estaba volviendo peronista. Y el viejo me contestó: pero Gelbard, ¿justo ahora que yo dejé de serlo?”. Lo más importante de la reunión en Olivos no fue esa humorada.

“Muchachos, yo me equivoqué al no respetar las posiciones de Balbín y de Frondizi -les dijo Perón muy en serio-. La democracia parte de dialogar con los que piensan distinto. La Argentina tiene futuro porque el mundo va a necesitar alimentos, pero no se confundan: nuestra debilidad no es productiva sino política”.

La anécdota histórica vale por la autocrítica que Perón expresaba después de tantos errores y autoritarismos, y por la vigencia que tiene su visión acerca del gran problema argentino, todavía irresuelto.

El General pensaba que el peronismo debía “disolverse” en la sociedad, pero con el correr del tiempo no ha hecho otra cosa que crecer, apoderarse indebidamente del Estado y aprovechar de manera proselitista los recursos de todos.

Perón acertaba al explicar que nuestra debilidad no era productiva sino política. Este país necesita alternancia asegurada, con políticas de Estado permanentes y control ético. De esta manera se terminan los nepotismos, los copamientos militantes, y el uso arbitrario de los fondos y las reservas. Se acaba el despilfarro de la emisión, los feudos autocráticos, el bullying de Estado y tantas otras lacras e irresponsabilidades de este cambalache que se armó con el merchandising de Perón.

Viven interpretando a Perón. Gobiernos justicialistas, de la mano de los macristas y de otras fuerzas gobernantes, no cabe duda, en el que destruyó la clase media, destruyó la movilidad social ascendente. Aniquiló la moneda. La inflación que le vive ganando por goleada a los salarios. Los pibes que abandonan la escuela. Crecimiento brutal del desempleo.

¿Esto es dignidad, esto es progreso?

Y como si esto fuera poco, el presidente del partido justicialista y presidente de la República Argentina, que evoca a Perón no fue al acto de la lealtad al general. Como tampoco lo hizo la madre de la criatura, pese a que la Cámpora copó la parada.

Y los principales oradores fueron: Hebe de Bonafini, cuyo discurso fue contra el presidente del partido. Mostrándole a la sociedad que la verdadera oposición está adentro. Y si un líder no puede gobernar su propio espacio, mejor quédese a un costado.

Y la otra figura emblemática del peronismo fue Amado Boudou. El primer ex vicepresidente condenado por corrupción.

¿Eso es el peronismo?

Parecería que el peronismo es mucho y no es nada a la vez. No parece tener ideología, identidad propia y fundamentalmente convicciones.

Esto que se llama peronismo no es más que un espacio utilizado como herramienta de poder.

Hay una palabra que viene al caso: Sinceridad.

Por ustedes mismos. Por la gente. Y por las convicciones que dicen tener.

Cuando Perón llegó de España dijo: “Tengo la obligación de unir a todos los argentinos, pero algunos insensatos no lo entienden”.

¿Qué pensará el general, tan invocado el día de ayer, si observara lo que sucedió en ese acto que tuvo mucho de otra cosa y menos de Perón?

Ayer banalizaron a su propio emblema.