Por Martín Sperati
Es sabido que al gobernador, Omar Perotti le gusta estar al tanto y participar de manera activa frente a todos los temas en las diferentes carteras. Se levanta temprano, se acuesta tarde y quiere tener injerencia en cada decisión que van a tomar las y los dirigentes de los diferentes espacios.
Su WhatsApp explota porque le llega durante toda la jornada notificaciones de su equipo alertando los movimientos. “Perotti es un hombre que le cuesta delegar”, confió una importante fuente del propio gobierno.
Esa decisión pone a la tropa en estado de alerta, porque no les permite hacer su propio juego: “se mueve como un patrón de estancia”, se quejó por lo bajo un importante dirigente peronista; “Si hasta le tenemos que pedir permiso para hacer declaraciones a la prensa”, agregó algo fastidioso.
El peronismo santafesino llega a las elecciones este año con pandemia a cuesta y con poco orden desde el punto de vista político. Hay varios ministerios que levantaron su perfil, tal como lo pidió el gobernador y otros espacios, que incluso, se ven fuera de la coalición gobernante.
En paralelo, la batalla política con los senadores pejotistas que se colocaron en la vereda de enfrente tras la causa de juego clandestino que lo tiene involucrado al sanlorencino, Armando Traferri. Además, el sector de Alejandra Rodenas que busca consolidar su imagen y emerger como una líder con propia autonomía: “No nos gusta escuchar la idea de que Traferri es el jefe político de Alejandra”, espetó un colaborador cercano a la vicegobernadora al que la ve consolidada sobre la base del equilibrio como segunda de Perotti y como titular del Senado santafesino.
El rafaelino tiene algo claro: posicionar a Roberto Mirabella, su amigo y senador nacional cuya banca se vence este año. En un espacio con desorden, es difícil dejar conformes a todos. A Perotti se le incrementaron las demandas internas y por eso confía más que nunca en su póker: Sukerman, Agosto, Corach y Olivera.
Sukerman y Corach para lograr acercamientos con la Legislatura. Walter Agosto para balancear las cuentas provinciales y Roberto Olivera como arquitecto de un armado que deje conformes a todos.
Tampoco hay que olvidar a los gremios, en su mayoría peronistas, que por respetar el verticalismo partidario del justicialismo, se alinearon detrás de la figura de Perotti y aceptaron el año pasado el esquema paritario.
Hoy la realidad los muestra liderando las demandas de sus bases a pesar de que las negociaciones se cerraron con “éxito”, según la postura del gobierno que conduce el rafaelino. Sin embargo, son pocos los que se animan a criticar la fórmula que apoyaron en las elecciones pasadas, aunque algunos no descartan despegarse si las elecciones venideras son esquivas ya que temen ser arrastrados por la ola.