Por Rodrigo Borla
Fue un año difícil para todos los sectores y la economía en general. El sector agrícola, además de afrontar como todos los años las cuestiones climáticas, de precios de mercado y de pandemia nacional e internacional.; tuvo que adaptarse a situaciones políticas: improvisación, decisiones arbitrarias sin conocimiento ni sentido común, que en muchos casos sólo empeoraron una situación que naturalmente era difícil e impredecible la aplicación de medidas equivocadas que ya habían fracasado pero que increíblemente fueron aplicadas por el mismo signo político.
Circunstancias y acciones que generan alerta e incertidumbre como los aumentos de retenciones, ataques a la propiedad privada mediante rotura de silos e intrusión en predios, intervención arbitraria de empresas, impuesto a la riqueza, ley de manejo del fuego, entre muchas otras.
Todas estas medidas erráticas afectan a toda la cadena productiva, ya que tenemos el privilegio de que nuestra provincia sea una gran productora de alimentos, tanto carne, como lácteos, granos, etc. El castigo y la presión a la que se ve sometida la producción nacional es exagerada y desalientan el crecimiento; pero lamentablemente no hacen más que ratificar el lineamiento político que fuera abiertamente manifestado por funcionarios nacionales que no tienen temores ni reparos en afirmar que “tenemos la maldición de exportar alimentos”.-
Específicamente las retenciones para la provincia representan un “sacrificio” de los productores santafesinos de aproximadamente 140.000 millones de pesos. El impacto negativo que esto causa en todos los sectores de la Economía de la Provincia y del Departamento San Justo; ya que esos recursos se están “sacando” de las economía locales y regionales para destinarlos a una distribución que para nada compensa el aporte realizado. Esto puede comprobarse en el Presupuesto 2021 donde el importe destinado a Obra Pública para la Provincia de Santa Fe es insignificante comparado con el importe de las retenciones.
Es muy injusto que mientras muchas localidades santafesinas siguen esperando agua potable, la reparación de rutas, etc. desde sus campos se aportan miles de millones de pesos que se destinan a sostener financieramente las inversiones que ejecutan en ciudades como Buenos Aires.
Los santafesinos necesitamos hacer valer el aporte impositivo que se realiza a nivel nacional. Y que esto se vea reflejado en la distribución del presupuesto, para sostener el federalismo con condiciones de vida que eviten la migración desde el interior hacia los grandes centros urbanos.
En este sentido, insistimos en la necesidad de revisar esta medida absolutamente negativa para los intereses de todos los argentinos, en un marco del diálogo con las autoridades que puedan resolver los destinos del futuro del campo y del país.
