El neurocirujano fue quien operó a Diego por un hematoma subdural y le dio el alta: “Todos hicimos lo mejor que se pudo. Él quería una vida que era mala”.
Diego Armando Maradona falleció el 25 de noviembre por una paro cardiorrespiratorio y, aunque el fiscal que actuó en la causa declaró que no se vieron signos de violencia ni nada por el estilo, se estudia si hubo negligencia al darle el alta al ídolo argentino después de su operación de un hematoma subdural el 4 de noviembre.
En este sentido, la justicia decidió imputar a Leopoldo Luque, el neurocirujano que realizó la operación en la Clínica de Olivos quien, además de ser médico de confianza de Diego y su amigo, fue el que le firmó el alta para que continuara con la recuperación en su casa.
Al médico se lo investiga por “homicidio culposo”, investigación que llevó a que allanen su casa en Adrogué y el consultorio en el cual trabaja. Justamente el patio de su casa fue donde Luque decidió recibir a la prensa y responder en vivo una gran cantidad de preguntas.
“Todavía no estoy informado. Ellos (la Policía) vinieron de un modo que uno no espera después de un evento así y después de haber trabajado por Diego como trabajé. Con mi mujer y mi familia les abrimos las puertas y les dimos toda la información que quisieron, nuestros teléfonos desbloqueados, todo. Lo que pidieron lo tuvieron. Se llevaron la historia clínica con todos los registros de las atenciones que hice“, comenzó relatando Luque acerca del allanamiento y la imputación destacó: “Me sorprendió porque cuando Diego fallece yo llegué al lugar y estaba la fiscalía trabajando. Yo en todo momento estuve a disposición de ellos. Es su trabajo, son procedimientos legales que no voy a criticar. Sé lo que hice, sé como lo hice. Lo que hice con Diego, por Diego hasta último momento estoy absolutamente seguro que hice lo mejor con Diego, lo mejor que se podía“.
Después, decidió profundizar sobre los rumores de una pelea que tuvo con Diego. “En cuanto a las cosas que se dicen la verdad que no las puedo ni leer, estoy muy mal porque se murió mi amigo“, comenzó y relató: “El funcionamiento con Diego era así: Diego odiaba a los médicos, odiaba a los psicólogos, conmigo era diferente porque yo era genuino, ni una foto con él, tanto quilombo me hicieron por una foto. Diego tenía muchos problemas de antes de conocerlo, Diego necesitaba ayuda, no había forma de entrarle. Diego tenía autonomía, a Diego no se lo puede invadir, no era una persona insana“.
¿Qué pasó ese día que se pelearon?
“Diego me echó un montón de veces de su casa, después me llamaba. Mi relación con Diego era la de un padre rebelde con un hijo. Así era mi relación con Diego. Si yo no estaba al lado Diego no se sacaba ni una muela. Que hablen las estupideces que están hablando les aseguro que al que más le duele es a Diego. Ese día (de la pelea) lo fui a ver como siempre y pasó lo que pasaba: cuando Diego se ponía mal y echaba a todo el mundo. Entré a la casa y dijo “no quiero recibir a nadie”. ¿Quién era el único que podía estar ahí adentro? Yo. Entré y me dijo ‘Luque dejame tranquilo, dale’ Yo le decía que se levante, Diego no quería ni recibir a las hijas. Y ese día me echó. Pero yo lo banqué porque lo quería, porque sabía que necesitaba ayuda y sabía que quizá era el único que tenía una chance para que me des bola”.
También describió desde que lo operó hasta que falleció. “Diego era un paciente de alta, todo lo que se logró de ponerle una enfermera era de más, necesitábamos el consentimiento de Diego. El alta neuroquirúrgica lo tenía. El resto son sugerencias y el paciente tiene que tener voluntad“, dijo y resaltó: “Yo a Diego soy el que lo lleva a la clínica. Quién se tuvo que meter en el cuarto de él para llevarlo a internarlo. Él tenía que convencerse de mejorar. ¿Cómo convencés a alguien así?. El riesgo de Diego era el consumo, no un ataque cardíaco. Mi función era poder hacerle entender las cosas a Diego, poder hacerle entender cosas a Diego. No se lo podía llevar a un neuropsiquiátrico porque no había criterio médico y un centro de rehabilitación requiere la voluntad de Diego. Se intentó hacer de todo. Pero Diego podía desarticular todo y nosotros no podíamos hacer nada”.
Respecto a la supuesta recomendación de la Clínica Olivos -donde fue operado Diego- de no darle el alta a Diego, Luque aseguró: “Es mentira. No hubo un error médico de parte de nadie. Diego tuvo un ataque cardíaco, en un paciente con las características de él es lo más común del mundo que muera así. Se hacía todo lo posible para disminuir la chance de ese evento. La Clínica actuó perfecto. Lo operamos, estaba en condiciones de alta, lo retuvimos un poco más, me apoyaron (desde la Clínica) pero me dijeron ‘esto no es un centro de rehabilitación, es un centro de patología aguda’. Yo extendí todo lo que pude la internación. Y lo que logramos todos juntos era tratar de persuadir a Diego para meterle gente. Todos hicimos lo mejor que se pudo”.
En cuanto a cómo lo veía anímicamente a Diego, el médico contó: “Él quería una vida que era mala. Yo intentaba acompañarlo. Él extrañaba mucho a los papás. En un momento me dijo ‘Luque, ya está, ¿hasta dónde querés llegar?’. Es muy injusto esto porque mi mujer y mis amigos vieron lo que yo pasé por él. Diego estaba muy triste hace rato. Se estaba castigando de un modo que yo no lo iba a permitir pero como amigo, no como médico o juez. En las buenas estaban todos con Diego. Yo no estaba en las buenas, lo dejaba respirar. Cuando me dijeron que Diego se encerraba y no salía de la habitación yo ahí aparecí“.
¿Se reprocha algo como médico y amigo?
“Le cambiamos la vida y él se fue, pero reprochar no me reprocho nada. Estoy orgulloso de lo que hice por Diego y por su familia. No sé qué están haciendo buscando un culpable porque yo no lo veo por ningún lado“.
Por último, con lágrimas en los ojos, destacó: “No vi buenos y malos, el más bravo de todo era Diego, vos a Diego no le dirigías nada. Yo si de algo soy responsable de Diego es de amarlo, de cuidarlo y de extenderle la vida lo más que pude hasta lo último. Yo a Diego lo amaba, era un papá para mí. Se hizo lo que había que hacer y más también. Nada que ocultar, nada. Estoy orgulloso”.