Por Martín Sperati
Este fin de semana vimos varios países en uno.
Por un lado, Alberto Fernández postulando una idea llamativa en este contexto de pandemia en la que me pareció muy importante para terminar de entender qué clase de modelo se está diseñando en Argentina.
Con la cuestión de Vicentin, con las tensiones alrededor de la justicia, con las tensiones más visibles alrededor de la relación del gobierno con los medios y la libertad de expresión. Da la impresión que se está diseñando un modelo de país con un presidente que parecía una cosa.
El presidente dijo en el reportaje que le ofreció a Horacio Verbitski que “su principal objetivo es que todos juntos impidamos el regreso del conservadurismo al gobierno”. Tal vez el presidente entienda que Macri constituye una versión bolsonarística de la Argentina. Esto no es así.
Con esta definición el presidente nos ofrece dos señales. La primera es cuál es su principal objetivo, un objetivo hegemónico, que el peronismo se constituya otra vez en el sistema político.
También nos está mostrando cuál es su principal objetivo. El presidente plantea no solamente un objetivo hegemónico sino un objetivo que no tiene que ver con la Argentina. Tiene que ver con los problemas del peronismo, con los problemas de él, de la señora de Kirchner.
Su principal objetivo es político electoral. Esta definición del presidente acaba de ser consagrada también con una visión completamente anacrónica del mundo por el jefe de Gabinete Santiago Cafiero que acaba de decir que “la gente que manifestó ayer no es el pueblo”.
Los que se manifestaron ayer no son Argentina. ¿Qué son?, polacos, rusos, daneses…
Esta idea de no mirar su propio ombligo. De creer que la verdad absoluta son de las que están en el poder.
Ayer vimos una marcha heterogénea. Es decir, un conjunto de personas que no le están diciendo al presidente y al partido que se vayan, sino que gobiernen.
Que pongan un plan sobre la mesa. Que hagan algo con las libertades, con la educación, con la economía.
No que pongan en agenda sus propios dilemas de carácter judicial.
Y en el medio de todo esto, justo en el día que la gente marchaba, aparece un tal Mauricio Macri concediéndole una nota a Joaquín Morales Solá.
Un Macri autocrítico, pero hasta por ahí nomás. Un Macri que parece tener desde afuera ciertas soluciones a problemas que él mismo ocasionó, producto de una compleja herencia, es cierto.
Pero es parte del problema.
Un Macri que llama a la reflexión del peronismo diciendo que se despegue de Cristina Fernández de Kirchner con el propósito de dividir al oficialismo y capitalizar esa división. Un Macri totalmente en campaña y mostrando a los propios que sigue siendo el líder de la oposición.
Entonces tenemos: Gente pidiendo que gobiernen. Un gobierno que no pone en su agenda los temas importantes. Y una oposición que quiere adjudicarse la calle.
https://youtu.be/unlw8p55Aus