Por Martín Sperati
Los gremios preparan un operativo clamor en apoyo a Alberto Fernández en su momento político y económico más difícil, el Presidente no logró recrear la expectativa en su Gobierno con los anuncios del jueves último.
En paralelo, la CGT que dirige Héctor Daer y Carlos Acuña, quiere dotar a Alberto Fernández de mayor poder, con un fuerte respaldo de los gobernadores y de los intendentes. Pero a cambio le exigen que se desprenda de la agenda de la vicepresidenta Cristina Kirchner y de las crispaciones en contra de las decisiones de la Corte Suprema.
La forma de respaldarlo será en el acto por el 17 de Octubre, el Día de la Lealtad Peronista, en el salón Felipe Vallese, de la CGT, con transmisión por streaming, donde se le pedirá al Presidente que presida el PJ. De esta liturgia no parece estar convencido el Instituto Patria, que descarga sus críticas.
El kirchnerismo duro fortaleció el fin de semana su embestida contra la Corte. El diputado Leopoldo Moreau avaló el pedido de juicio político de la diputada Vanesa Siley contra el presidente del cuerpo, Carlos Rosenkrantz, pero sugirió extenderla a los cinco miembros de una “Corte agotada”. El silencio del sector del Presidente fue muy notorio.
Cristina sostiene una agenda que responde a sus intereses personales.
Toda la cuestión judicial, el traslado de los jueces, ir contra la Corte Suprema, habla de este proyecto personal.
La vicepresidenta no tiene en cuenta que cuando los poderes de un estado son atacados, los miembros que lo forman tienden a unificarse para defenderse.
Hay que entender que estamos en dos coaliciones que reúnen el 90% de los votos. Las coaliciones están conformadas por partidos. En el caso de la coalición oficialista no son partidos, son sectores.
El cristinismo, el massismo, los gobernadores, los intendentes, los movimientos sociales. Cada uno de ellos tiene intereses que tienen que ser sintetizados por el jefe político. El presidente no está exhibiendo esa capacidad.
Cuando se dice que no existe el albertismo como fuerza política es razonable, pero existe el albertismo como fuerza mediática porque el presidente conserva más del 50% de apoyo y la aprobación de su gobierno es de más del 60%.
Sabemos que Alberto Fernández va hacia abajo en las encuestas en la medida que está aferrado a Cristina Kirchner o no la puede domesticar.