Por Martín Sperati
A más de dos meses y medio del inicio de la gestión de Omar Perotti, el denominador común de los pasillos del poder es que se está frente a un gobierno paralizado.
La mayoría de las dependencias no tienen presupuestos asignados, algunas no tienen cerrados sus organigramas y las gestiones que pueden hacer ministros y secretarios se limitan a hacer política.
Hay pocas recorridas territoriales, pocos actos de lanzamiento de programas; inauguraciones casi cero…
La mayoría de los ministros no da entrevistas ni conferencias de prensa ni nada. Las áreas que tienen las políticas de contención están activas; el resto está todo sujeto a lo que pase con el proyecto de Necesidad Pública, hoy en el Senado.
Las únicas excepciones son Danilo Capitani con sus tarjetas alimentarias; Silvina Frana promoviendo diálogos con Nación para traer obras y Marcelo Saín que tiene sus quilombos en materia de seguridad.
La lentitud es una fija en todas las áreas. No salen contratos, ni designaciones. Walter Agosto, ministro de Economía patea el tablero cada vez que alguien le pide presupuesto para algo.
Mientras espera el veredicto de la Legislatura, el gobierno lanza programas para contener a la gente:
- Una canasta de precios santafesinos
- Planes para ponerse al día con los impuestos
- Congelamientos en las tarifas de: Agua, luz y peajes.
Salvo esto, el resto de las cosas son malas noticias para Omar Perotti. El tema seguridad, eje principal de su campaña lo tiene a maltraer.
Hasta pensaron en boleadoras modernas para parar a los delincuentes. El problema es que los malhechores andan con armas sofisticadas.
Si bien resonaron las críticas, no hubo pedidos de renuncia del fusible directo en este tipo de asuntos que es el ministro de seguridad.
En la interna del Frente de Todos esta parálisis tiene un problema adicional: los Senadores díscolos: Traferri, Pirola y compañía. Los Diputados propios que quieren más participación. La dimisión de un secretario importante en hacienda y presiones de sus aliados peronistas.
“Hay que salir de la política de palacio y prestarle más atención a lo que está ocurriendo afuera”, demandó un alto dirigente justicialista.
Perotti se encuentra en una encerrona porque puso todas las fichas en la Necesidad Pública y esto le imposibilita poner su gobierno en la calle.
A Perotti la ley le está costando más de lo esperado. En medio las discusiones paritarias sin una oferta salarial y con algunos gremios dispuestos a no ceder la cláusula gatillo.
La demostración de poder puede ser doble si es que el texto bajado por el Ejecutivo sufre grandes cambios que no convenzan al oficialismo.
De por sí, el Ejecutivo cedió en varios puntos que no le cerraban al Frente Progresista, como los llamado superpoderes. Entonces, si sobre llovido, mojado, las aspiraciones del gobierno podrían ser castigadas, no sólo en los tiempos sino en el alcance.